Luego de una serie de movilizaciones gigantescas que fueron ignoradas por los medios de comunicación, la marcha del Frente de Lucha Piquetero de la semana pasada sacó a la luz los dos fenómenos que la prensa burguesa pretendía ocultar: la extensión de las condiciones de miseria en los barrios obreros, por un lado, y el crecimiento de las organizaciones piqueteras combativas por el otro. “Chiquito” Belliboni, dirigente del Polo Obrero, responde acerca de estos procesos, sobre la situación del movimiento obrero y la acualidad del movimiento piquetero.
Por Redacción/
Estación Finlandia: Describínos el panorama que se vive en los barrios obreros.
Eduardo Belliboni: Desolador, completamente. Marcado por la falta de trabajo y una juventud empobrecida, de la que 6 o 7 pibes de cada 10 están por debajo de la línea de pobreza, y no tienen acceso a la educación virtual porque no tienen conexión a internet, que hoy es una cuestión imprescindible para un montón de cosas. Los comedores populares están desbordados y los alimentos que manda el ministerio de Desarrollo Social no alcanzan y son de muy baja calidad proteínica. Además hay cada vez mayor cantidad de compañeros contagiados y no se ha dispuesto la vacunación, ni siquiera la de los esenciales de los comedores, que son aquellas compañeras y compañeros que preparan la comida y la distribuyen en los barrios a una población tremendamente necesitada.
EF: Es decir que la respuesta del estado es como mínimo insuficiente…
EB: La respuesta del estado llega tarde y mal. Te diría que la presencia del estado en los barrios es principalmente la presencia represiva, la presencia policial. Después están las organizaciones sociales que toman en sus manos la atención de la población por qué no funcionan salitas, no funcionan los comedores que tendría que tener el estado y por lo tanto las organizaciones son las que se ponen a la cabeza. El estado no ha establecido como prioridad la satisfacción de las necesidades populares sino el pago de una deuda externa fraudulenta e ilegítima.
EF: Hoy la calle está siendo ocupada por los sectores piqueteros más duros, del Frente de Lucha Piquetero, y se ha producido un distanciamiento con el gobierno de parte de organizaciones que ocupaban una posición «intermedia»: ¿Significa que ustedes han tenido razón al oponerse a este gobierno de entrada? ¿Cuánto tiene que ver eso con el crecimiento de organizaciones como el Polo?
EB: Sí claro: Las organizaciones de lo que era el sector de la llamada “cuarta pata”, como el FOL o la Darío Santillán, han tenido claramente un corrimiento hacia una posición más crítica al gobierno. En primera instancia habían preservado alguna expectativa, pero el deterioro de la situación social, y también el accionar del Frente de Lucha Piquetero, del Polo Obrero y otros sectores, ha hecho que se empiece a gestar una unidad muy fuerte frente a la política de ajuste del gobierno de Fernández, al que se le cayó la careta y demostró que no venía a restituir lo que habían perdido los pobres con los ataques del macrismo sino que continúa con una política de sometimiento. Eso hace que el Polo se convierta en un punto de reagrupamiento, y entonces tenemos un éxodo masivo desde las organizaciones que se integraron al gobierno hacia el Polo Obrero y otras organizaciones. Y gente que participaba del Movimiento Evita por ejemplo, que hicieron ese tipo de experiencia, hoy se pasan en masa al Polo Obrero porque es un canal de lucha, de organización y de pelea por las reivindicaciones populares.
EF: Juan Grabois, además de mostrar preocupación por el crecimiento de organizaciones como el Polo Obrero, ha hecho recientemente declaraciones duras contra la política económica, la Corriente Clasista y Combativa ha hecho algunas marchas: ¿Creés que las direcciones de las organizaciones cooptadas sienten la presión de sus bases descontentas? ¿Temen una radicalización de esas bases?
EB: Obviamente hay un ruido en las organizaciones que se han integrado a un gobierno que muestra una política de ataque brutal a los trabajadores, porque sectores que han ido en sus listas, como la CCC que tiene un diputado que hoy está integrado totalmente al gobierno, o el movimiento La Dignidad también integrado al gobierno, o el propio Grabois, manifiestan un descontento y una presión de sus propias bases que se dan cuenta que el gobierno es una coalición antiobrera, una coalición que prioriza los intereses del capital y del pago de la deuda por encima de las necesidades populares. Eso ha hecho entrar en una crisis a estas organizaciones.
EF: ¿Y qué destino político crees que puede tener el «triunvirato»?
EB: El triunvirato no existe como tal, está totalmente integrado al gobierno. Existe la UTEP, que está buscando un reconocimiento oficial que ya obtuvo en parte, porque quiere constituirse en un sindicato de los trabajadores de lo que llaman la economía popular, lo que es una contradicción en sus términos, porque no puede haber un sindicato de aquellos que violan las leyes laborales, al servicio precisamente de un trabajo precario que no respeta los convenios y que tiene salarios por debajo de los convenios. Un sindicato que defiende los intereses de los trabajadores tiene que en primer lugar pedir que se respete el convenio, y no es lo que hace la UTEP. Y además se quiere integrar a la CGT qué es un organismo que claramente no está al servicio de los trabajadores sino que solamente defiende los intereses particulares de casta de la burocracia y los del gobierno nacional.
EF: Ustedes están reclamando que se ponga fecha a la reunión del Consejo del Salario Mínimo: ¿Están reemplazando de hecho a la propia CGT que parece haber desertado?
EB: Nosotros queremos que den la fecha para movilizarnos y presionar puntualmente por el aumento salarial. Pero nosotros rechazamos ese instrumento creado por Menem, que es un instrumento de conciliación para que entre la patronal y la burocracia fijen un salario mínimo a espaldas de los trabajadores, y que no es nunca el mínimo que se necesita ni siquiera para satisfacer las necesidades elementales de la población trabajadora, que debería ser por lo menos una canasta básica. Nosotros no vamos a reemplazar a la CGT, que necesita ser superada en sus limitaciones. Nosotros los trabajadores tenemos que reclamar un paro nacional activo y hacerlo desde las bases, como lo hemos hecho este sábado que pasó en el Plenario de la Coordinadora Sindical Clasista, del que participaron miles de compañeros representantes de sindicatos, cuerpos de delegados y por supuesto las organizaciones piqueteras del Polo Obrero, en que discutimos un programa de lucha que en primer lugar resolvió movilizar a esa reunión del Consejo del Salario Mínimo para exigir un salario mínimo vital y móvil igual a la canasta básica de hoy, que son $ 58 mil.
EF: ¿Qué consecuencias crees que puede tener el peso cada vez mayor del movimiento de trabajadores desocupados en la organización del movimiento obrero?
EB: Mirá, la organización del movimiento desocupado no puede reemplazar la organización de los trabajadores, de sus propias bases, para superar a la burocracia sindical de la CGT y de la CTA, absolutamente sometidas a los intereses del capital y de los gobiernos ajustadores. El movimiento piquetero no va a reemplazar a la CGT pero si va a tratar de unir ocupados y desocupados para luchar en común por un programa de reivindicaciones, y por la superación de esa burocracia sindical ligada al peronismo que es un ancla para la clase obrera y que limita las posibilidades de desarrollar una lucha abierta de los trabajadores contra el gobierno ajustador.
EF: Mañana se reúnen con el gobierno, en los medios trascendió que el gobierno les pedirá una tregua: ¿Qué esperan de esa reunión?
EB: Mañana tenemos una reunión con Emilio Pérsico. Nadie nos pidió una tregua, y de lo que se trata es de que el gobierno responda a los reclamos que estamos levantando en la emergencia para enfrentar con elementos las restricciones de una nueva ola de la pandemia.
EF: Por último te saco del día a día, con una pregunta más conceptual: Las luchas que ustedes llevan adelante exigen respuestas a problemas inmediatos y urgentes: ¿Cómo se combinan esas luchas inmediatas con la salida política de fondo que promueven, un gobierno de los trabajadores?
EB: El desarrollo de las luchas es clave para el desenvolvimiento de un programa para la clase obrera que tenga como perspectiva un gobierno de los trabajadores. El camino al gobierno de los trabajadores supone la lucha por las reivindicaciones. Liberar la fuerza contenida de la clase obrera depende de que los trabajadores puedan evolucionar hacia la comprensión de la necesidad de superar el régimen social capitalista, que nos lleva no sólo a una crisis económica final, de desempleo crónico, de hambruna en la población, sino que además nos condena a la destrucción de la vida a través de una pandemia que se ha desatado como producto de las formas de producción capitalista. El proceso de luchas y de organización de ocupados y desocupados, con la independencia de clase imprescindible que tiene que tener, y con un programa y un partido de la propia clase obrera, que para nosotros es el Partido Obrero, y que le permita luchar por el poder político es clave. Pero las luchas son fundamentales para sacar las conclusiones sobre esa necesidad de terminar con un régimen social que sólo puede ofrecer a los trabajadores mayores penurias, peores condiciones de trabajo, reformas laborales en todo el mundo que precarizan a los trabajadores y establecen salarios por debajo de las necesidades elementales, reformas previsionales que rebajan las jubilaciones y extienden la edad de retiro. Es decir: una verdadera catástrofe humanitaria en el terreno laboral, pero también en el terreno sanitario y en el de la educación, donde cada vez hay más distancia entre los hijos de los trabajadores y una élite que tiene acceso a un altísimo nivel de educación. Ese abismo social que se profundiza y en el que los trabajadores ocupados y desocupados se ven obligados a luchar todos los días, tiene que dar paso a la comprensión de la necesidad de la construcción de un partido de los trabajadores de masas, para llegar a un gobierno de los trabajadores que reordene la economía a partir de las necesidades de la clase obrera, aquí y en el mundo.
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