«Milei: ¿un gobierno qué cruje?», por Luis Brunetto

Las tradicionales movilizaciones que los pensionados en Argentina realizan los días miércoles se han convertido en el eje de la resistencia contra la salvaje política económica de Javier Milei. La última marcha, el 12 de marzo, fue engrosada por decenas de miles de personas convocadas en solidaridad con los jubilados (como se los conoce en Argentina) por las hinchadas de fútbol. La deserción de las centrales sindicales y del peronismo a la hora de enfrentar al gobierno de Milei es la que explica, según el autor, el novedoso recurso que franjas de la clase trabajadora han encontrado para protagonizar lo que entiende como el inicio de un nuevo ciclo de luchas.

Por Luis Brunetto/

Las pensiones mínimas en Argentina son de alrededor de U$S 300. La canasta básica del pensionista alcanza, según diferentes relevamientos, a más de U$S 1000. Casi el 90% de los pensionistas argentinos reciben esa jubilación mínima. Además, casi el 40% de los asalariados está “en negro”, es decir en la informalidad. El próximo 23 de marzo se cae la “moratoria previsional”, un parche puesto por el kirchnerismo para que los trabajadores que no cuentan con los 30 años de aporte que exige la ley se jubilen con la mínima cuando llegan a la edad jubilatoria, que es de 65 años para los varones y 60 para las mujeres.

A medida que fue quedando clara durante 2023 la deserción de las direcciones sindicales de la CGT y de la CTA, así como del peronismo, en la lucha contra Milei, y con el movimiento piquetero golpeado y aislado por una persecución política sistemática tan descomunal como ilegal, las marchas de los jubilados de los miércoles al Congreso Nacional se fueron convirtiendo en el símbolo de la lucha contra el gobierno. Son movilizaciones que se remontan a la época del menemismo, cuando se privatizó el sistema jubilatorio, se redujeron los aportes patronales del 32 al 16% y se produjo un derrumbe del valor de las pensiones. En el 2008 el kirchnerismo reestatizó el sistema jubilatorio, pero mantuvo el porcentaje vigente de aportes patronales.

Estas marchas de los miércoles, en las que al principio sólo participaban en apoyo los partidos de izquierda, han sido sistemáticamente reprimidas. La ministra de Seguridad Patricia Bullrich ha hecho incluso un uso propagandístico de la violencia y la crueldad con que las fuerzas a su cargo se ensañan con los jubilados. Las escenas represivas impunemente difundidas por el gobierno y los medios de comunicación a su servicio han provocado la indignación de importantes franjas del pueblo trabajador.

Con los dirigentes sindicales totalmente vendidos al gobierno de Milei, esa indignación debió buscar otros cauces, por ejemplo, a través de las hinchadas de los clubes de futbol. Por eso, el dato fundamental de la marcha en defensa de los jubilados el miércoles 12 de marzo es el de la intervención de franjas del pueblo trabajador en el proceso de lucha contra el gobierno filofascista de Javier Milei que hasta ahora no encontraban un canal para involucrarse. La marcha que semanalmente reúne algunos centenares de manifestantes, esta vez reunió a decenas de miles de trabajadores que, cuando el gobierno lanzó su ataque represivo, aun continuaban llegando a la Plaza de Congreso.

Aunque en las últimas semanas una serie de escándalos que involucran al gobierno libertario han llamado la atención en el mundo, tales “tiros en el pie” como decimos en la Argentina tienen como trasfondo una situación económicamente crítica que, además, amenaza con descontrolarse como consecuencia de la penuria de dólares que enfrenta el gobierno nacional. La política económica que pretende como principal objetivo mantener el índice de inflación a la baja depende del mantenimiento del dólar barato, y eso depende de seguir quemando reservas que no se poseen. El gobierno necesita imperiosamente la soga del FMI, a la vez renuente a prestar al mismo ministro, Luis Caputo, que organizó la fuga de los U$S 45 mil millones prestados al gobierno de Mauricio Macri en 2018, no casualmente para sofocar la crisis desatada por las jornadas de diciembre de 2017 contra su reforma jubilatoria.

Independientemente de ciertas índices económicos “positivos”, entre ellos el propio índice inflacionario, que propagandísticamente difunde el gobierno y que son cuestionados por economistas de todas las orientaciones, el consumo se ha derrumbado en cifras de alrededor del 15%, y el promedio salarial cubre apenas el 75% de la canasta básica de una familia tipo. Sobre esas condiciones es que rebotan escándalos como el del criptogate, que ha sido aprovechado especialmente por Macri para criticar al gobierno y recuperar parte de la base social burguesa que había perdido a manos de Milei, o explota la indignación popular contra, por ejemplo, la nula respuesta del gobierno a las catastróficas inundaciones en la ciudad de Bahía Blanca, que ya han dejado 16 muertos. El 12 de marzo, al mismo tiempo que se producía la represión y se iniciaban los choques callejeros, diputados oficialistas protagonizaron una discusión que terminó a los puñetazos, y el presidente de la Cámara, Martín Menem, levantó una sesión en la que debía tratarse la regularización de la comisión de juicio político y en la que había quorum, argumentando falta de quorum…

Todo esto, resquebraja la imagen de Milei y hace crujir a su gobierno. Después del escándalo producido por la agresión, al final de la inauguración del período de sesiones ordinarias del Congreso, por parte de su asesor y hombre de confianza Santiago Caputo a un diputado nacional, Milei solamente apareció públicamente por espacio de una hora y sin hacer declaraciones en Bahía Blanca, cinco días después de las inundaciones. Se trató de una visita no anunciada, en la que el presidente sin embargo fue ubicado e insultado por varios pobladores afectados por la inundación. Mientras tanto, la ministra Bullrich ha cobrado un protagonismo decisivo y muy notorio en el marco de un gobierno que parece sumido en la desorientación política.

Pablo Grillo momentos antes de recibir el impacto de la granada de gas lacrimógeno

Este es el contexto entonces en el que se ha desarrollado la movilización que parece empezar a abrir un camino de luchas callejeras masivas contra el gobierno de Milei. La respuesta salvajemente represiva de Bullrich y sus esbirros policiales, que ha provocado que al escribir esta nota el fotógrafo Pablo Grillo se encuentre al borde de la muerte como consecuencia del impacto en la cabeza de una granada de gas lacrimógeno disparada en forma directa, demuestra que, al menos ella, ya ha tomado debida nota de esto.