Con Bolsonaro y el PT como grandes perdedores, la segunda vuelta de las elecciones municipales de 2020 en Brasil fue solo una continuación de la primera. La victoria de la derecha liberal vino acompañada de un enorme abstencionismo. La derecha entreguista se impuso en todas las ciudades importantes.
Por Alejandro Acosta de Gazeta Revolucionaria desde Brasil/
La amplia victoria de Bruno Covas, del PSDB, en la principal ciudad del país, acompañada de un altísimo índice de abstención, resume los resultados de las elecciones brasileñas de este domingo. Efectivamente, en San Pablo, el nuevo “mimado” del imperialismo y la derecha como líder de la “izquierda” bolsonarista (ya que actúa en connivencia con el Gobierno de Bolsonaro, conteniendo todas las luchas), Guilherme Boulos (PSOL / SP), sufrió una derrota mucho mayor de lo que Gazeta Revolucionária predijo: Casi el 20 %, en la ciudad más grande de América del Sur. El abstencionismo, junto con los votos blancos (4,4 %) y nulos (9,76 %), repitió el 45 % de la primera vuelta.
En principio, una derrota por 5 % de diferencia (que era nuestra predicción) le habría dado a Boulos mucha más fuerza para imponerse como la nueva niña mimada del imperialismo para liderar el “Frente Amplio” (el nuevo PMDB de la Dictadura) en 2022. Boulos recibió el apoyo público y abierto de un grupo importante de empresarios, incluso especuladores financieros. Defendió banderas de derecha, como el fortalecimiento de la Guardia Municipal, y arrojó a la basura todas las banderas importantes de la lucha popular, como la realización de una auditoría pública de las cuentas del Ayuntamiento, el otorgamiento de competencias reales a los consejos participativos o las escrituras a los vecinos de la periferia.
Evidentemente, a la burguesía le conviene desarrollar una experiencia del tipo de la aplicada por el imperialismo europeo en Grecia en 2010, donde se impuso Syriza, una especie de PSOL, para masacrar a los griegos. Pero en Brasil, la posibilidad de aplicar esta política choca con la falta de control social de las masas por parte del PSOL o del PCdoB. Por esta razón, el endurecimiento del régimen político y especialmente del Poder Judicial y las Fuerzas Armadas continúa en pleno apogeo.
Un ensayo, sin embargo, parece haber tenido éxito en la quinta ciudad de Brasil, Fortaleza, capital del estado de Ceará, bajo la forma del apoyo a José Sarto (Partido Democrático Trabalhista) por parte del PT, el PSOL y las demás fuerzas de «izquierda», además de fuerzas de la derecha recalcitrante, en contra del Capitán bolsonarista Wagner Souza.
La política del “frente amplio” cuenta con el apoyo entusiasta de la “izquierda” bolsonarista y el apoyo de los sectores más golpistas, como generales, grandes empresarios y Estados Unidos. En este “frente amplio” hay enemigos conocidos de Brasil, como Fernando Henrique Cardoso, el ex Procurador General de la República Rodrigo Janot o incluso la DEM (Demócratas), cuyo candidato Eduardo Paes se impuso en Río de Janeiro, que es la continuidad del derechista Partido del Frente Liberal, que a su vez fue la continuidad de Arena, el partido de la Dictadura Militar.
El objetivo de la burguesía es consolidar un sistema político similar al de Estados Unidos, que en su versión local se vuelve mucho más reaccionario. Pocos partidos políticos fuertes, reforzados con la actual ley electoral. El “Frente Amplio” debería dar paso a una especie de versión doméstica del Partido Demócrata estadounidense. Allí no hay lugar para los caciques de la época anterior, como Lula, Ciro Gomes o el propio Flávio Dino. Por ello, se fortalecieron líderes juveniles mucho más manipulables, como Guilherme Boulos o Manuela D’Ávila.
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Boleta de la izquierda revolucionaria en San Pablo,
dónde el voto nulo arañó el 10 %
El declive del PT
El PT ha hecho una de sus peores elecciones, y la peor elección en San Pablo, su cuna histórica. Con un 8,7 %, su candidato Jilmar Tatto qued´´o en sexto lugar, por detrás del candidato bolsonarista Celso Russomano (cuarto con 10,6 %) y el youtuber Arthur do Val, el “Mamãe Falei” (Patriotas, derecha religiosa, quinto con el 9,7 %).
Además, el PT perdió en la cuna del movimiento metalúrgico liderado por Lula que dio origen al partido en los años ’70, San Bernardo del Campo, en los suburbios de San Pablo. Allí, el candidato del centroderechista PSDB Orlando Morando arrasó con casi el 68 % de los votos, contra el 23,4 % de Luis Marinho del PT. El PT fue masacrado también en Macaé, la capital petrolera nacional, donde se concentra uno de los mayores sindicatos de la CUT (Central Unica dos Trabalhadores, ligada al PT), la Federación Unitaria de Petroleros, donde su candidato Igor obtuvo el quinto lugar con el 7 %.
Pero la derrota más dura parece haber sido la de Marília Arraes en Recife, capital del estado de Pernambuco, frente a su primo João Campos, del PSB. Aunque podría parecer una mera formalidad, incluso por las pocas diferencias políticas entre ambos, lo cierto es que el PT apostaba a ese triundo. El caso concreto es, pues, que el PT siguió perdiendo fuerza en todo Brasil.
Evolución del voto al PT en San Pablo
Salvar a Brasil
La crisis capitalista mundial se acelera a un ritmo vertiginoso, sin perspectivas de recuperación, y hacia el mayor colapso capitalista de todos los tiempos. La “salida” de los buitres capitalistas a su crisis es la guerra, ya que necesitan continuar controlando y aún expandir el control del mercado mundial. Para mantener las sociedades pacificadas, especialmente en las regiones que más controlan, deben seguir endureciendo el régimen político, cada vez más hacia las dictaduras abiertas al estilo Pinochet. Sobre todo porque los capitalistas necesitan reducir drásticamente las condiciones de vida de la mayoría de la población y aplastar en sangre cualquier reacción.
Por eso, para el próximo período, hay que esperar una confrontación cada vez más abierta entre los trabajadores y la burguesía mundial. En América Latina, los choques avanzan rápidamente. Hay grandes protestas en Chile y Guatemala. Recientemente, los ha habido en Perú, Colombia y todos los días explotan en un lugar u otro, y también en otros continentes.
El objetivo de la burguesía es consolidar un sistema político similar al de Estados Unidos, que en la versión «brasileña» se vuelve mucho más reaccionario. Pocos partidos políticos fuertes, reforzados con la actual ley electoral. El “Frente Amplio” debería dar paso a una especie de versión local del Partido Demócrata Estadounidense. Allí no hay lugar para los caciques de la época anterior, como Lula, Ciro Gomes o el propio Flávio Dino. Por ello, se fortalecieron líderes juveniles mucho más manipulables, como Guilherme Boulos o Manuela D’Ávila.
Al mismo tiempo, el imperialismo busca seguir debilitando las organizaciones de masas, en primer lugar la CUT, los sindicatos en su conjunto y los movimientos sociales, como el MST (Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra) y la UNE (União Consejo Nacional de Estudiantes).
El caso es que la «izquierda» oficial, por ahora bolsonarista, se ha pasado al otro lado del mostrador. Los verdaderos revolucionarios, demócratas y antiimperialistas tienen el deber de agruparse para generar un verdadero polo de lucha contra la masacre de Brasil y América Latina.
Esta lucha debe incluir todos los componentes, comenzando por la organización e impulso del movimiento de masas, con propuestas concretas para luchar para sacar a Brasil de la crisis y hacérsela pagar a los buitres capitalistas que la generaron, y no a la población trabajadora.
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