«Este film es un modo de plantarse en el arte para sobrellevar el dolor»: reportaje a Luciana Gentinetta, directora de ‘Algo se enciende’.

Egresada del ENAM pocos años antes de que se produjera el femicidio de Anahí Benítez, la fotógrafa y directora Luciana Gentinetta estrena en el Bafici 2021 el documental Algo se enciende, en el que intenta reflejar el impacto que aquel crimen produjo en la comunidad educativa del tradicional colegio de Banfield. En diálogo con Estación Finlandia, reflexiona sobre esta experiencia fílmica y el modo en que el arte puede operar como un mecanismo que permite atravesar el dolor.

Por Redacción/

Estación Finlandia: Por lo que explicás en la presentación para el Bafici, el propósito del documental no está ligado tanto a la investigación del femicidio de Anahí como a reflejar la lucha de la comunidad educativa por justicia…

Luciana Gentinetta: El documental busca contestar algunas otras preguntas que no tienen que ver con con la investigación. El femicidio de Anahí en realidad nos golpeó mucho como comunidad educativa, pero también nos reunió y nos hizo contenernos, sobre todo contener a les estudiantes. Me parece que el abordaje de este documental hace hincapié en la importancia de reflejar ese proceso, en lugar de redundar en lo que ya se sabe sobre lo que sucede en los femicidios, no ahondar en el morbo.

EF: ¿Y como aparece ese proceso en el film?

LG: Justamente un poco lo que quisimos mostrar fue la etapa en la que, una vez que pasó todo el primer ciclo de marchas y movilizaciones, desde les estudiantes comenzó un período de acciones marcadas por el arte. Anahí era artista y entonces la comunidad educativa se planteó la necesidad de hacer sobrevivir su arte, y comenzaron las intervenciones artística del espacio público todos los meses, en la fecha del aniversario. La película misma creo que es un modo de plantarse en el arte para sobrellevar el dolor.

EF: Realizaste el registro a la par de las jornadas de lucha por justicia por Anahí, seguramente como parte de esa lucha y conviviendo con amigos y compañeros que conocés profundamente: ¿Qué nos podés contar de la intensidad de esa experiencia?

LG: Claro yo viví junto a les compañeres de Anahí todas las jornadas de reclamo de justicia por el femicidio, y antes las jornadas de búsqueda, la semana en que Anahí estuvo secuestrada. Vivir una situación así tan de cerca es de no creer, uno cree que esto nunca va a sucederle de cerca, por alguna razón que no sé bien cuál es porque no sé que nos puede eximir del horror que vivimos como sociedad, uno no lo cree, y sin embargo sucede. Les compañeres de Anahí durante el 2017 tenían 17 años, yo tenía 20 años y los demás chicos de ahí para abajo, porque esto involucró a toda la comunidad del colegio que es muy grande. Fue muy doloroso y muy intenso, un poco fuimos encontrando la forma de sobrellevarlo en el camino, pero siempre fue de forma en que pudiéramos estar unidos como comunidad, ese siempre fue el mejor salvavidas.

EF: El ENAM es la escuela de la «división pérdida», con una gran tradición de organización estudiantil: ¿Influyó esta tradición en la lucha por el esclarecimiento del crimen y en el propio tratamiento del registro documental?

LG: Nuestra división perdida, los desaparecidos en la dictadura militar en nuestro colegio que son más de 30, es una huella muy fuerte en nuestra memoria. A mí me parece que el hecho de que los compañeros y las compañeras de Anahí y toda la comunidad educativa (profesores, egresados, padres) se hayan movilizado en menos de 24 horas por la aparición con vida de Anahí no nace de un repollo, sino que viene justamente de esta noción de la agenda que tenemos como personas, como parte de esta sociedad, como ciudadanos, tanto los adolescentes como nosotros, como los egresados, como los padres. Y eso es algo que se cultiva en el ENAM y está en las raíces del colegio, seas o no militante, te interese o no la política, la memoria en el colegio es algo que nos atraviesa y las desapariciones en nuestro colegio dejaron una marca imborrable, y creo que eso tiene una conexión muy fuerte con el modo en que se enfrentó la situación desde el mismo momento en que Anahí fue secuestrada.

EF: Hay quienes dicen que pasar por el ENAM es una experiencia especial, que deja una marca fuerte en los ex alumnos, y vos decís que hay una relación entre esto y el modo en que la comunidad educativa encaró la lucha por justicia por Anahí: ¿Se expresa este elemento de algún modo en tu film?

LG: Sin dudas pasar por un colegio como el ENAM es una experiencia que no sabría explicar, no sé si tengo muchas palabras: Es una experiencia muy completa y compleja a la vez, sobre el ejercicio ciudadano, sobre empatía, sobre memoria, y esto obviamente influyó en el documental, en principio por mi conexión con el colegio cómo egresada. Aunque yo nunca dejé de estar en contacto con la escuela aún después de egresar, más allá de eso creo que hay un tratamiento sobre lo que significó para mí y para el equipo técnico, que también son egresados de esta escuela, la experiencia en el colegio.

EF: Existen muchas dudas acerca de la resolución del caso, muchos sostienen que Bazán es un perejil y Villalba no fue todavía juzgado ni contó todo lo que sabe: ¿Qué siente una ex alumna del ENAM ante el hecho de que, como mínimo, y habiéndose ya realizado el juicio, aún sigue sin saberse lo que pasó con Anahí?

LG: Es necesario que la justicia cumpla su función efectivamente y esclarezca los hechos, nos de respuestas claras sobre donde estuvo Anahí, porque se la llevaron, y que todos los implicados sean juzgados y castigados como corresponda. Es necesario porque es lo que la justicia ni más ni menos tiene que hacer, y porque nosotros necesitamos esas respuestas para cerrar esta etapa trágica, sin perder la memoria.

Algo se enciende se proyecta el martes 23 de marzo en el Gaumont a las 21, y el domingo 28 a las 19: 30, en el Museo Larreta.

Entradas en https://bit.ly/3vLhoNf

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