Editorial: «¡El segundo Chubutazo!»

O primer ¡Chubutaguazo!, como le llaman orgullosamente los chubutenses, un nuevo chubutazo a poco más de 30 años del que provocó la renuncia del menemista Néstor Perl, le impone al peronista Mariano Arcioni la derogación de la zonificación minera votada hace pocos dias por la Legislatura.

Por Redacción/

No fue fácil, porque la represión que desató el gobierno de Mariano Arcioni tenía como fin liquidar la movilización. Las escenas de violencia represiva, de golpes, balazos de goma, allanamientos y arrestos ilegales, demuestran que la burguesía chubutense estaba dispuesta a todo. Haber resistido y derrotado esa violenta represión estatal agiganta la victoria del pueblo trabajador de Chubut.

Cómo Fernando de la Rúa en 2001, Arcioni sabía que su triunfo dependía de liquidar la movilización: «Nunca doy marcha atrás», declaró después de firmar la rezonificación al servicio del gran capital minero. Fue una bravuconada, como la de Camilo Uriburu frente al «vívorazo» o segundo cordobazo de 1971, o las del gobernador Rodolfo Suárez en Mendoza, en 2019.

Pero el pueblo trabajador no cedió, la voluntad de lucha fue superior al miedo, y la persistencia popular venció a Arcioni. Uno a uno, ante el repudio popular, los intendentes se le fueron dando vuelta, incluído el intendente de Madryn Gustavo Sastre, hermano del vicegoberndor Ricardo Sastre, que fue quien impulsó la sesión vergonzosa en que se votó la zonificación.

Hoy, como ya había ocurrido en Mendoza en 2019, la misma Legislatura que votó la zonificación, la derogó por unanimidad, inclusive su entusiasta defensor Carlos Eliceche, del Frente de Todos, que en aquella sesión espúrea invocó el apoyo del mismísimo Presidente Alberto Fernández.

¡Es ahora Arcioni quien está arrinconado, tratando de evitar la suerte de Néstor Perl, el gobernador menemista echado por el Chubutazo de hace poco más de 30 años, en octubre de 1990! Pretende encontrar una salida llamando a un plebiscito, cuando cajoneó dos veces el pedido de Iniciativa Popular que contaba con decenas de miles de firmas.

¿Por qué Arcioni se embarcó en la tarea de imponer la voluntad de las mineras sabiendo que se exponía al repudio popular? Porque está urgido por la necesidad de encontrar una salida a una economía provincial que es, si no se produce una reorganización completa, completamente inviable, con una deuda pública impagable. Por eso, se vio obligado a jugarse a esta «patriada semicolonial», valga el oxímoron.

La crisis chubutense que ya acumula un largo lustro, es producto del endeudamiento con el capital financiero, del que se han puesto los ingresos provinciales y las regalías petroleras como garantía. Así, docentes y estatales estuvieron casi dos años sin cobrar regularmente sus sueldos, mientras la provincia abonaba religiosamente los pagos de la deuda.

Arcioni, entonces, y en las condiciones que le impone caminar por la cornisa, confió en que la extorsión económica a un pueblo trabajador sometido a una miseria creciente terminaría por minar la influencia del movimiento popular antiminero.

Pan American Silver, por ejemplo, la empresa canadiense directamente beneficiada por la zonificación votada por los legisladores vendidos al lobby minero, prometía a los habitantes de la meseta centro norte construir un hospital de alta complejidad.

Pero los trabajadores chubutenses conocen el ejemplo de Comodoro Rivadavia, donde Pan American Energy, de la familia Bulgheroni, gana miles de millones desde hace décadas, y la ciudad no tiene un hospital de alta complejidad. Saben de como PAE pauperiza Comodoro para enriquecerse, y que esa es la verdadera imagen del futuro que prometen, disfrazado de cuento de hadas, Arcioni, Alberto y PAS.

Pero, también, Arcioni confió en que podría contener y aislar las movilizaciones apoyándose en la burocracia traidora de los sindicatos, en el acuerdo explícito de las direcciones de camioneros y petroleros. Sin embargo, y a pesar de la traición de los dirigentes, la voluntad de lucha de las bases trabajadoras nunca desapareció. Ya lo anticipaba la derrota de la Lista Celeste de Santiago Goodman en ATECH, después de haber entregado la lucha docente a principios de 2021 y de darle una buena bocanada de oxígeno al moribundo Arcioni.

La movilizacion del pueblo trabajador de Chubut que sepultó los sueños megamineros de Arcioni y de Alberto, hace tambalear así uno de los pilares de la orientación ecónomica y social de fondo, que comparten todos los partidos del régimen: el saqueo de los recursos naturales como garantía del repago de la deuda. La derrota es un golpe tremendo al gobierno peronista de Arcioni, pero también lo es para el conjunto del régimen del FMI.

Y, como en 2019 en Mendoza, los límites que la población pone al extractivismo van cercando las salidas del propio régimen capitalista argentino. Ya no sólo no tiene nada para ofrecer a las masas trabajadoras, tampoco puede darle garantías al capital extranjero de que pueda imponer un nuevo ciclo de saqueo.

Porque lo que está en disputa en Chubut, como en el país y en Latinoamérica, es sí su reorganización social se realiza en favor de la gran burguesía nacional y extranjera, mediante una nueva fase de sobrevida de un régimen capitalista que sólo puede ofrecer decadencia y barbarie, y que sólo puede imponerse mediante la violencia contra las masas, o en favor del pueblo trabajador, abriendo el camino al socialismo.

Por supuesto, ese es un problema que no se resuelve en Chubut, sino en el país, mediante un gobierno de los trabajadores. No es casual que las únicas organizaciones políticas que apoyaron e intervinieron en las movilizaciones hayan sido los partidos nucleados en el FIT- U y otros grupos de izquierda.

Ninguna fuerza del régimen, ni el PRO, ni el kirchnerismo, ni la UCR, pueden comprometer su apoyo a la lucha contra la megaminería, porque eso representaría impugnar la subsistencia del régimen capitalista que defienden. Son, por el contrario, y lo serán cada vez más, sostenedores y propagandistas de la salida extractivista.

Por eso la victoria del Chubutazo es un punto de apoyo y una gigantesca fuente de conclusiones. La incansable lucha del pueblo trabajador del Chubut, en la que aparece indeleble la marca del indomable y paciente heroísmo mapuche, es ejemplo y es bandera para toda la clase obrera argentina.

A 20 años de la rebelión del 2001, a 100 años de las huelgas patágonicas, este Chubutazo ya ha sido escrito en las mejores páginas de la historia de lucha del pueblo trabajador argentino, junto al 17 de Octubre, al Cordobazo y a las jornadas de junio y julio del ’75.

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