Paro nacional de estatales, uno de los sectores de la clase trabajadora más golpeados en las últimas décadas. Precarización, inestabilidad laboral, rebaja del salario real. En un gremio cuyas direcciones apostaron todo al Frente de Todos: ¿cambió algo respecto al período macrista? Un diálogo con el histórico dirigente de la combativa ATE Sur y de la Corriente Político- sindical Rompiendo Cadenas.
Por Redacción/
Estación Finlandia: ¿En que situación se encuentran los estatales hoy? Desde el punto de vista salarial es uno de los sectores que más han perdido…
Norberto Señor: Durante la era de Macri y Vidal perdimos alrededor del 30% del poder adquisitivo de nuestro salario. Nada de eso se ha recuperado, seguimos corriendo de atrás a la inflación por más rimbombantes anuncios que se hagan, como el famoso y supuesto 60% de la provincia de Buenos Aires.
EF: ¿Qué impacto real tiene el aumento que anunció Kicillof? ¿Se puede diferenciar por progresista la política hacia los estatales del gobierno provincial de la de Alberto Fernández?
NS: En realidad lo que ocurrió es que el acuerdo al que habían llegado las cúpulas sindicales, sin ningún tipo de debate ni consulta a los trabajadores y trabajadoras, había quedado muy rezagado en estos primeros meses con la altísima inflación que hubo. Entonces al 40% en cómodas cuotas que habían acordado le adicionan una cuota del 10% ahora en mayo, y la otra cuota que conformaría el supuesto 60% recién se cobra en enero 2023. Si hacemos las cuentas bien, el sueldo de mayo se cobra los primeros días de junio: ¿qué inflación va a haber de enero a junio? De haber obtenido un 20 o un 25% igualmente no alcanza a cubrir la inflación. Hay algunos avances en el caso de los trabajadores de la 10430, para los cuales es muy importante la ampliación de las licencias Materno- parentales, porque se recuperaron 135 días e incluso tiene un un costado interesante y valorable que es que si la pareja trabaja en la administración pública los últimos 45 días pueden ser usufructuados por el papá. Pero en general no hay una diferencia importante, no sólo en Buenos Aires, sino con respecto a la política salarial y laboral en todo el país: la precarización como política de estado, los bajos salarios, la falta de estabilidad laboral y derechos, falta de nombramientos. En el caso de educación, por ejemplo, entre los auxiliares, o en el caso de niñez, es ínfima la cantidad de vacantes que se cubren en relación a las necesidades reales que hay. Sólo en Lomas de Zamora tendría que haber 200 auxiliares de escuelas más para estar a tono con lo que dicen las reglamentaciones, y la última reglamentación es de Vidal. Ni eso se cumple, apenas se están cubriendo bajas por fallecimiento y hay que estar encima incluso para que se cubran todas, hay que estar organizados y pelearlo. En el caso de salud por la pandemia hubo un crecimiento importante de cargos, pero con ese nivel de precarización del que hablamos. En Niñez hay 700 vacantes sin cubrir. Esto habla a las claras de que una política para cubrir y crear los puestos de trabajo necesarios en el estado está lejos de ser aplicada por el gobierno de Kicillof. Por otro lado, con total anuencia de todas las cúpulas sindicales, Kiciloff está avanzando en ir unificando el régimen horario laboral hacia arriba, sectores con regímenes de 30 horas semanales fueron llevados con un mecanismo extorsivo de cobrar no sólo la diferencia horaria sino también un plus salarial mayor, a 40 horas en la mayoría de los casos y, en otros casos, incluso a 48. Es decir que ha habido una política de extensión de la jornada de trabajo, y en la medida que el salario no se recupera obviamente estamos hablando de una mayor explotación.
EF: Entonces la dinámica de rebaja del salario real y de las condiciones de trabajo de los estatales que el macrismo impulsaba abiertamente se mantiene…
NS: Es evidente que el propósito de Macri fue hundir los salarios al máximo, incluso aplicar una reforma laboral profunda que fue frenada por la enorme lucha popular contra la reforma previsional, pero actualmente sigue predominando una dinámica a la baja o, en tal caso, a equiparar o quedar un puntito arriba después de haber ido perdiendo sistemáticamente. Cada varios meses pegar un saltito y volver a acercarnos, o a estar un poquito por abajo un poquito por arriba, pero con lo pérdida que fue tan grande, ese 30% del que hablábamos, evidentemente no alcanza para equipararse con la inflación. Al contrario, es a lo sumo para quedar en el mismo punto en el que estábamos. Entonces la dinámica no es exactamente igual pero no sirve ni siquiera para recuperarnos de los golpes que nos dió la pésima gestión de Macri.
EF: El sector estatal es uno de los que sufre en mayor medida la precarización laboral: ¿cambió algo con el gobierno actual?
NS: Mirá: las condiciones contractuales, la precarización, constituyen como te dije una política de estado, de un estado que desarrolla en forma cada vez mayor esa precarización. Hoy en día está absolutamente naturalizado ese proceso que se instauró en los ’90, donde los auxiliares de escuela entran a trabajar haciendo suplencias, y cuando tienen que cubrir un cargo de planta lo cubren en carácter de planta temporaria, y los trabajadores de la salud peor aún, con menos derechos todavía que alguien de planta transitoria: entran con una beca, como si en vez de trabajar y ser mano de obra barata y sin derechos estuvieran capacitándose o estudiando. Por supuesto que como todo trabajador cuando trabajamos aprendemos, pero la lógica de la beca es un fraude laboral por donde se lo mire, porque hacen exactamente el mismo trabajo que las de planta permanente o de planta temporaria, pero sin prácticamente ninguno de los derechos de los trabajadores contemplados en la ley 10430, en el caso de la provincia de Buenos Aires. La precarización es inmensa y existen todo tipo de formas de contratación, desde el monotributo a la tercerización. En definitiva, una política de estado destinada no solamente a achicar gastos con este criterio ajustador constante, sino también a imponer los criterios de los dueños del poder, que obviamente necesitan que la estabilidad laboral que establece la Constitución para los trabajadores estatales sea letra muerta. Esa infinidad de formas de contratación permiten que cada vez que se les antoja producir ajustes y recortes tengan las manos libres para despedir, cortar los contratos les basta para eso. No les es fácil hacerlo porque hay una historia de resistencia entre los estatales, pero en estos tiempos, con tanta desmovilización generada por las propias cúpulas sindicales y con la utilización que hicieron de la pandemia a tal fin, evidentemente se hace difícil. Tampoco pueden avanzar así nomás, pero es evidente que aprovechan esa política para avanzar tanto en lo salarial como en la explotación de los trabajadores y trabajadoras, que ni siquiera tienen derecho a licencia que se asemeje a los de los titulares, como es el caso de los becarios y becarias.
EF: La dirección de ATE apostó al FDT: ¿qué creés que expresa este paro respecto a su relación con el gobierno y el FDT en general?
NS: En los conpañeros se combina la bronca por la pérdida salarial, por el proceso inflacionario, por la no recuperación de derechos, en gran medida muchos y muchas se sienten con una profunda decepción, sin ninguna expectativa en que el gobierno pueda resolver los problemas, cuando tal vez apenas asumió el gobierno la mirada era otra. Ese descontento es evidente que pesa mucho más que las fotos sonrientes que se sacaron desde que asumió Fernández hasta hoy todos los dirigentes sindicales de ATE y de la CTA- A. Recién apareció algún tipo de diferenciación en la última discusión del salario mínimo. Cuadra mucho más un paro frente a la realidad que viven los trabajadores estatales, sin dudas, que esa otra conducta tan típica del conjunto de la burocracia sindical. El otro componente es que hay elecciones de CTA- A en agosto, y entonces es imposible pretender que una central tan devaluada, que no fue ni chicha ni limonada, que no terminó de disputarle un espacio real a la burocracia, y que solamente sirvió para tener posicionamientos políticos menos reaccionarios, pero no para ser una alternativa de construcción y organización sindical, una central que después de 30 años ha fracasado como perspectiva de central alternativa real; bueno, en ese contexto si quieren que estas elecciones generen algún tipo de repercusión necesitan antes mostrar que la central tiene algún grado de existencia. Y, por último, no podemos perder de vista que en ese derrumbe de expectativas en el gobierno, en este fracaso político de esa política conciliadora y entreguista que representa el acuerdo con el FMI, la reprivatización del Paraná, él no mover un dedo para afectar ninguno de los intereses de los más poderosos, evidentemente cuando se desata la interna al interior del gobierno y hasta la propia Cristina necesita despegarse del fracaso y realizar gestos políticos que la muestren distinta para no terminar de perder su reconocimiento en un sector de la población, esta gente del degenarismo que dirige la CTA- A también necesita conservar el espacio del progresismo y de las críticas al FMI y a estas políticas de ajuste, no regalárselo al kirchnerismo. Paradójicamente, en el caso de la cúpula de la CTA- A, esto significa chocar con aquel sector que la llevó a reingresar a las alianzas dentro del espectro del peronismo. Esta Unidad Popular que es la que dirige políticamente esta central volvió al peronismo después de un fracasado intento de manejarse por un andarivel centro izquierdista y diferenciado especialmente del kirchnerismo. Después de hacer fracaso volvieron al redil del peronismo de la mano de Solá, de Béliz, o sea de figuras completamente reaccionaria, algo que tampoco les sirvió de mucho para para obtener grandes espacios, apenas el lugar que ocupó Claudio Lozano en el Banco Nación. Esto refleja las obvias tensiones en un FDT que algunos llaman «frente de todos contra todos», dónde es imposible quedar bien parado defendiendo la política de un gobierno tan insulso, tan anodino, tan conciliador con los principales enemigos de nuestra clase y nuestro pueblo y tan, en los hechos y en la realidad, contrario a los intereses de las mayorías populares. Y, además, por supuesto, creo que está sobreentendido, necesitan disputar con quienes genuinamente queremos enfrentar a esos enemigos y construir poder de las clases populares, de la clase trabajadora, para poder luchar por resolver los problemas de las grandes mayorías afectando los intereses de los que nos roban con su explotación. Tratan de disputarnos un espacio que va a seguir creciendo en medio de la bronca y la decepción del pueblo trabajador
EF: Las direcciones sindicales que podríamos llamar «centroizquierdistas», que en su momento garantizaban cierto nivel de democracia sindical, han ido asimilando las prácticas de la burocracia más reaccionaria y sometiéndose cada vez más a los distintos gobiernos: la propia dirección Verde de ATE, la evolución que sufrió la corriente de Wasiejko en el neumático, ahora el fraude que denuncia la Multicolor en Matanza: ¿cómo explicás esa evolución?
NS: Está claro que el proceso de burocratización es muy grande. Esas conducciones que tenían un rol más progresista, con mayores niveles de democracia, practican una democracia cada vez más formal. Es cada vez más una cúpula la que decide la política y se generan ámbitos de levanta manos y nada más, sin debates y con actitudes sectarias y hostiles hacia otras posiciones políticas y hacia los que pretendemos dar seriamente los debates, una práctica cada vez más corrompida. Siendo sinceros, siempre encontraron la forma de hacer fraudes, de dibujar padrones, de atacar a los opositores, de aprovechar el aparato y los recursos de la organización sindical al servicio de la política de sus agrupaciones y listas, pero el nivel escandaloso de algunos hechos fraudulentos como el que ocurrió acá en la elección de la Junta Interna del Hospital Estevez, donde ATE provincial está en controversia con nosotros por haber inflado el padrón con supuestos afiliados en la sede provincial, ninguno de los cuales tenía descuento sindical pero figuraban como afiliados hacía meses antes de la elección, o el escándalo que ahora ocurrió en Suteba Matanza con las maniobras que denuncian las compañeras de la Muticolor, hablan de una descomposición que los van acercando cada vez más a la burocracia sindical tradicional. Es evidente que cuando las políticas están destinadas a sostener su aparato, a que determinados dirigentes lo sean para siempre y nunca más vuelvan a sus puestos de trabajo, que llegar a dirigentes los convierta en rentados vitalicios, con menos responsabilidades cotidianas y con un salario diferente al que se percibe en los lugares de trabajo, aún estando lejos de los niveles obscenos de la burocracia tradicional de la CGT, no dejan de ser situaciones de privilegio que los van corrompiendo cada vez más. Cuando la prioridad es cerrar filas con un gobierno que ni siquiera atiende elementales reclamos del laburante, y se necesita disciplinar a quienes no están dispuestos a bancar esos niveles de acuerdo contra los propios intereses de la clase, entonces obviamente los mecanismos tienden a ser cada vez menos democráticos, más burocráticos, más fraudulentos, y a trastocar incluso las responsabilidades mínimas que debería tener cualquier representante de los trabajadores, aunque sea la de velar por una mejora en sus condiciones de trabajo y de vida.
EF: Uno ve un altísimo nivel de repudio a la burocracia en todos los sindicatos, y a la vez que ese repudio no se manifiesta activamente, hay corrientes político sindicales opositoras como Rompiendo Cadenas o intentos de reagrupamientos sindicales como el Plenario del Sindicalismo Combativo, pero no logran expresar masivamente ese repudio: ¿por qué?
NS: Porque una cosa es el repudio, la bronca que se le puede tener a ciertos personajes, a cierta camarilla, a cierta fracción social tan corrompida como el grueso de la burocracia sindical, o a otra tan conciliadora y tan poco dispuesta a arriesgar sus sillones o sus privilegios, una cosa es que pueda existir una idea clara de lo que son, y otra cosa es traducir en hechos ese repudio. Para eso se requiere estar organizado, se requiere tener conciencia, decisión, No puede haber posibilidad de desplazar a la burocracia sindical sin importantes procesos de lucha de masas, y eso no es lo que ocurre hoy en el movimiento obrero, al menos entre los trabajadores ocupados. Por un lado la pandemia jugó un rol, pero también durante la confrontación contra el macrismo evidentemente las distintas alas de la burocracia sindical peronista se la rebuscaron para que se vaya desandando el camino de las calles y de la lucha, que por momentos fue muy elevada, hacia la salida electoral que nos llevó a esto que tenemos hoy. Lo importante era juntar a todo el peronismo y a todo lo que se pudiera sumar para ganarle a Macri como única necesidad a resolver. Y bueno, en este punto estamos. Pero para no evadir la cuestión es evidente que el PSC, RC u otras expresiones genuinas, con más o menos inserción en la base, mayor o menor proyección política, estamos lejos de significar un riesgo real para la burocracia. Eso viene siendo así y repito que superarlo va de la mano de la necesidad de otros procesos, de una conmoción social mucho mayor, donde la conflictividad se exprese más abiertamente en todas las ramas de la economía, en la industria y los servicios, además de en el estado. Es cierto que tampoco el conflicto por sí solo garantiza la construcción de una línea que pueda contribuir a nuestra emancipación como clase así linealmente, y que pueda desplazar a la burocracia sindical, porque esa burocracia se apoya en muchos factores de poder, está completamente entrelazada con el estado y evidentemente solo la construcción de un importante poder de masas en lucha podría desplazarla. Con el poder del estado, el poder del empresariado puesto a sostener esas camarillas de la burocracia política, la burocracia sindical y hasta de la burocracia social que se ha ido gestando también en el espectro de las organizaciones territoriales, y que maneja muchos resortes, no va a ser por una simple acumulación de bronca que se las va a poder derrotar. Eso requiere también una estrategia de poder desde nuestra clase que está por construirse y que, repito, sólo puede construirse íntimamente ligada a un proceso donde el protagonismo de masas sea muy grande.
EF: El movimiento piquetero en cambio se desarrolla en forma masiva y ha protagonizado un hecho histórico como la reciente Marcha Federal: ¿qué papel creés que debe jugar el movimiento piquetero? ¿Cómo creés que se puede superar la separación entre ocupados y desocupados?
NS: Los poderosos intentan aislar al movimiento piquetero como si fuese el responsable de nuestros problemas, y ese discurso penetra en un sector de la clase trabajadora: cuantas veces nos duele escuchar trabajadores despedidos cortando un puente y diciendo «nosotros no somos piqueteros, somos trabajadores». Hay una lucha ideológica en la cual realmente todavía estamos lejos de los pasos que necesitamos dar, pero estamos caminando, y lo más importante es que ese movimiento no ha dejado de crecer y de tener capacidad de arrancar recursos al estado para paliar el hambre y la miseria, pero también para proponerse otros modelos de producción y de vida, otras características del trabajo, para pelear por trabajo genuino, para garantizar el cuidado básico de la población que el estado abandonó. Gran parte de la alimentación de millones ha dependido de las propias organizaciones populares en los territorios, gran parte del cuidado de los ancianos, de la familia, de todo tipo de asistencia a los barrios, incluso de obras que hacen posible mejorar mínimamente las condiciones del barrio, dependen exclusivamente de la organización de las trabajadoras y trabajadores vinculadas al movimiento de lucha. Superar esa separación también es una tarea necesaria e indispensable y tampoco es una tarea sencilla. En alguna medida la Marcha Federal, por lo que conozco por compañeros que han participado en distintos lugares del país, ha sido un muy buen paso porque recogió mucha solidaridad popular. Y fue una propuesta de las organizaciones políticas y sociales que estuvimos impulsándola no darle un carácter simplemente de reivindicación de la fracción más golpeada de la clase, sino también abrirla a la intervención de contingentes del movimiento obrero ocupado. Hay que andar en este camino, hay que unir las reivindicaciones, defender la necesidad de un salario mínimo que alcance para cubrir por lo menos la canasta básica, la lucha por los puestos de trabajo, la lucha contra la precarización. Mientras influyó en un estado de desmovilización importante para la clase trabajadora ocupada, la situación de la pandemia obligó a los trabajadores desocupados para poder comer, a apelar a mantener la organización en la calle y encontrarse igual a como dé lugar, arriesgando lo que tuvieran que arriesgar, y salir a pelear y a movilizarse. Eso genera una dinámica muy distinta en el movimiento piquetero y el resto de la clase trabajadora, pero es previsible que vengan momentos de connfrotaciones sociales donde la clase obrera ocupada, al menos para recuperar cuestiones básicas como el salario, salga a pelear más asiduamente, y y ahí estará la oportunidad de articular demandas comunes. Pero además de esas demandas económicas más directas los problemas que atravesamos también permiten abordar algunos debates acerca de hacia dónde nos está llevando este modelo de sociedad que padecemos, esta sociedad de la explotación, de la opresión, que también está destruyendo el planeta, que también genera cada vez más riesgo de desastre, de un ataque a todas las formas de vida en nuestro planeta. Entonces estamos ante una crisis muy visible en todos los órdenes que debe dar lugar a reflexiones colectivas para no sólo organizar las movilizaciones, las grandes acciones de masas que se puedan y las pequeñas peleas que haya que dar en cada lugar, sino también desarrollar una discusión profunda sobre ese abismo al que nos lleva el capitalismo y sobre que modelo de sociedad, que forma de vivir, de producir, de organizarnos, necesitamos para salir de esta tremenda crisis.
EF: ¿Qué esperan del paro? ¿Cómo continúa la lucha?
NS: El paro nos encuentra en un momento en el cuál, y desde hace algunos meses, justamente nos propusimos salir del estado de desmovilización, de a poco, siempre debatiendo en los ámbitos democráticos que promovemos desde ATE Sur, recuperar nuestros procesos asamblearios, y en ese contexto salimos a pelear por puestos de trabajo, por nuestro salario, por nuestras condiciones de laburo, por las condiciones de infraestructura en las escuelas y los hospitales. En ese marco también tenemos una preocupación muy grande que es enfrentar las pérdidas de puestos de trabajo, las cesantías. Hemos podido organizar a los trabajadores de las postas de vacunación, instalamos con fuerza desde hace meses que no podía ser que quedaran en la calle el 30 de abril como había anunciado el gobierno, que pretendía cerrar este programa de vacunación en la provincia y se venía un tendal de cesantías. Lo extendieron hasta el 31 de mayo y le dimos mucha importancia a insistir con nuestra presión preparándonos para dar pelea y evitar esos ceses. El 31 de mayo se terminan las suplencias extraordinarias en las escuelas, que son cargos precarios que se crean para no crear cargos de planta pero al mismo tiempo poner por lo menos algunos auxiliares a cubrir cargos indispensable para que las escuelas funcionen. En el sector de Niñez se pretende quitarle a una parte de los trabajadores el derecho a una jubilación con menos edad y menos años de aportes, que se conquistó en 2013. Frente a ese cuadro lanzamos una serie de iniciativas: hicimos ollas populares en escuelas para visibilizar los problemas de falta de personal, de la falta de gas en la escuela 57 del barrio Provincias Unidas, en la escuela 95 de Villa Albertina, una radio abierta en el hospital Gandulfo denunciando despidos de trabajadores de una empresa tercerizada de limpieza, porque una parte de la limpieza del Gandulfo sigue siendo tercerizada aunque debería ser estatal. Veníamos entonces impulsando un plan de lucha en el marco de la inacción que hasta entonces tenía el sindicato, que desde que asumió Fernández no había lanzado una sola medida de lucha o de protesta. En ese contexto en la asamblea extraordinaria aprobamos una movilización local uniendo a todos los estatales que se hizo el martes 17, y entre la asamblea y la marcha se anució este paro. El 17 marchamos desde el Gandulfo, fuimos a la Región Sanitaria con para reclamar la continuidad de los trabajadores del programa de vacunación, y terminamos dentro del Consejo Escolar reclamando los 200 puestos de trabajo que hacen falta y planteando una gran cantidad de problemas de infraestructura. El paso siguiente que tenemos votado es organizar una movilización a La Plata por un conjunto de reclamos de los estatales, principalmente la continuidad de los trabajadores de las postas de vacunación. El el gobierno ahora tiró una línea de continuidad que por supuesto estamos alerta para ver que se concrete realmente, con un programa de continuidad con becas de capacitación y después reinserción en distintos sectores del sistema de salud. Veremos. Estaremos muy, muy atentos y movilizados. Es decir que a ATE Sur este paro nacional lo encuentra en medio de ese plan de lucha, y el dato más interesante es que más de una veintena de escuelas van a estar cerradas durante toda la jornada por la contundencia del paro de nuestros compas auxiliares. Eso nos da una buena medida y una buena perspectiva, pero desde ya nuestra expectativa no está puesta en que la conducción de la CTA- A y de ATE esté pensando en desarrollar un plan de lucha. Estas acciones las hacen para tener visibilidad, para mostrarse políticamente de acá a las elecciones de CTA- A de agosto, o incluso después según cómo sigan los avatares de la situación política de la interna del FDT, y de la ubicación de su dirigencia. Pero para nosotros es la oportunidad precisamente de darle un carácter de verdadero paro y no de ponerle el título y después no tratar de garantizar nada. Al revés: que nos fortalezca, que nos haga valorar esa fuerza potencial que tenemos, que sea valorada por los propios trabajadores y trabajadoras en los distintos lugares de trabajo, y qué eso nos permita lanzarnos con más decisión, con más fuerza, con más masividad a la lucha por recuperar derechos y a profundizar la discusión de los caminos que tenemos que transitar, hacia dónde tenemos que ir, que objetivos proponernos para salir de esta frustración y de estos niveles tan grandes de explotación, de pobreza, de miseria.
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