«Con una falsa denuncia me arruinaron la vida», por Erika Vazquez

Las denuncias contra docentes acerca de presuntos abusos sexuales sobre niños en instituciones escolares, especialmente en el nivel Inicial, se han multiplicado en los últimos tiempos. En estos días, la acusación contra tres docentes en CABA ha ocupado el centro en la agenda de los medios que caranchean estos temas en busca de un puntito más de rating. Sin embargo esas denuncias, luego de la acción de los punteros políticos que fogonean la violencia contra los docentes y del revuelo mediático, desaparecen de la escena después de haber provocado un daño irreparable en aquellos que han sido víctimas de tales acusaciones que se demuestran infundadas. En cada caso, lo que queda es la tragedia de ser sospechado de uno de los peores crímenes posibles, con las consecuencias familiares, psicológicas y hasta económicas que eso produce. «¿Quién se va a hacer responsable de todo esto?», se pregunta Erika, profesora de Música en el Jardín 907 de El Jagüel, en esta nota que narra la tragedia personal y familiar que vivió y que sigue viviendo como consecuencia de una falsa denuncia.

Por Erika Vázquez/

I

Fui acusada de abuso sexual por una madre de una nena de 3 años cuando yo estaba de licencia sin goce de sueldo y me encontraba en otra provincia. Esta madre salió en todos los medios de comunicación diciendo que llevó a su hija al médico y que le dijeron que fue abusada. En el expediente no hay ningún certificado médico de ningún profesional que diga eso. Se hicieron psicodiagnósticos, pericias medicas, Cámara Gesell y todo obviamente dio negativo. A raiz de esto la fiscal archivó la causa, dejándome en un limbo y negándome el derecho a reivindicarme, no sólo a mi, sino también a mis compañeras.

La psicóloga que le dio a esta madre el certificado que decía que la nena tenía síntomas de Abuso Sexual Infantil (ASI), y que dio pie a la denuncia contra mí, en el expediente dice que jamas habló con la menor. ¿Cómo una profesional hace un certificado médico acerca de algo tan grave sin hablar siquiera con la menor? Gracias a esta profesional y a los medios que difundieron irresponsablemente versiones sobre mi, como que “yo iba de colegio en colegio con denuncias de abuso” y demás barbaridades, se generó en la comunidad un estado de confusión que produjo un convencimiento colectivo alrededor de un hecho que nunca existió.

Por supuesto, la maniobra dio pie a otras denuncias casi idénticas. Me acaban de sobreseer en una de ellas, y no entiendo porque no me sobreseen en la principal, que es igual. Reproduzco parte del dictámen del Juez Javier Mafucci Moore, para que vean lo escandaloso de todo esto: “La fiscalía pretende que una denuncia, bastante ambigua, que nunca fue ratificada, que supuestamente transmite los dichos de una menor que habla de cosquillas de parte de una docente hacia ella, y respecto de la cual nada mas se hizo, es suficiente para mantener abierto un proceso habiendo una persona imputada. A todo imputado corresponde resolverle su situación procesal porque está en juego su derecho a la defensa en juicio así como la salvaguarda de su buen nombre y honor. No estamos aquí ante un cuadro probatorio escaso sino ante una mera denuncia de hace cuatro años, con lo cual no existen elementos suficientes como para sostener, conforme los términos de esa denuncia, que exista sospecha de la comisión de un delito”. Y finaliza: “Toda vez que el hecho no ha existido (…) Resuelvo: Sobreseer a MEV (DNI…) en orden al hecho presuntamente constitutivo del delito de abuso sexual simple.”

II

Esa irresponsabilidad profesional y mediática provocó que una multitud violenta se agolpara en el Jardín y que esa presión hiciera que la Inspectora Distrital Lilián Geronis, para lavarse las manos, desplazara a la totalidad del personal, que claramente sabía que nada de esto era cierto y me defendía. Sin embargo, tuve un intercambio vía Instagram con ella, y ahora afirma que el abuso sexual que me imputan ¡fue intrafamiliar! ¡Y desplazó a todas mis compañeras y compañeros por encubridores!

Luego, la turba fue a mi casa para intentar prenderla fuego con toda mi familia adentro, mi papá enfermo del corazón, mi mamá discapacitada, mis hermanos y mis tres sobrinos menores que tuvieron que vivir esa situación horrible y tremendamente violenta. Cuando nos enteramos que iban a venir a casa, mi mama llamó al padre de mi hija para pedirle que nos lleve a su casa. Me había había separado en 2011, después de un hecho de violencia contra mi, pero él nunca se resignó a aceptarlo. Fui pensando que era lo mejor para mi familia, que si sabían que yo no estaba no iban a venir, y además porque no sabia que decirle a mi hija, y no tuve otra idea que decirle que nos íbamos con su papá para que pueda estar con los dos por las vacaciones.

Cuando fueron a mi casa buscándome, mi hermana dejó pasar a algunas madres que conocía para que vean ellas mismas que yo no estaba ahí. Toda la vida vivimos en el mismo barrio y fuimos alumnas del Jardín. Entonces me llamaron por teléfono para decirme “estamos acá con tu familia, si no venís para que te matemos a vos los prendemos fuego a ellos”. Obviamente pedí un Uber y salí para allá, pero al parecer no era mi día para morir: el auto se rompió en el camino, mis amigas me interceptaron, no me dejaron ir y me llevaron a la comisaria.

En la comisaría tuve que ver por televisión como mi familia estaba de rehén de personas que, en su mayoría, ni siquiera eran familias del jardín. Una agrupación se encargó de repartir bolsones de comida a gente para que fueran, les dieron todo tipo de carteles y fotocopias para que pongan en todos lados y le dio a esta madre acceso a todos los medios de comunicación. Otras parece que sólo fueron para ver que podían robar subiéndose por los techos y manoteando todo lo que pudieron.

III

Todo esto le sirvió al padre de mi hija para sacármela de hecho. Una amiga me prestó una casa muy antigua fuera del barrio, una casa que necesitaba muchas reparaciones. Mi hija iba al colegio también en el barrio, y se comunicaron conmigo desde Secretaría de Inspección para ayudarme y que mi hija pueda estudiar desde casa hasta que le consiga vacante en otro colegio. Entonces le dije al padre de mi hija que mientras yo arreglaba la casa y buscaba colegio la iba a dejar con él. Tardé unos días y cuando conseguí las vacantes se las mandé para que él vea también cual le parecía bien. El día que le dije que iba a buscar a nuestra hija me contestó “no vengas porque no te la voy a dar y ojo con lo que hacés porque yo me puedo enojar y se va a pudrir todo, mirá que vos llevás las de perder” (tengo el audio). Teníamos un acuerdo homologado que habíamos hecho el año anterior, así que le dije que la iba a ir a buscar igual. La nena estaba con la hermana porque el ni siquiera podía cuidarla. Ella me la dio y me dijo que no sabia que él estaba haciendo esto.

Dos días después, y como decía el acuerdo, se la entregue al padre. ¡A partir de ahí no la vi nunca mas!. Él la dejaba en casa de amigos o con la hermana, estuve quince días buscando a mi hija por todos lados mientras corría riesgo mi vida por ir para el barrio, hasta que la encontré porque la anotó en un colegio en que la dueña es conocida de la hermana de él, que por entonces me bancaba y repudiaba la conducta de su hermano. Cuando me presenté en el colegio llevando toda la documentación y no habiendo ningún impedimento legal para que vaya conmigo, me la negaron, lo llamaron por teléfono y se origino una situación absolutamente violenta contra mi. La misma directora tuvo que admitirlo y ponerlo en el acta, aunque se lavaron las manos y nos dijeron “espérenla en la puerta”. Les pedí que por lo menos llamaran a la policía porque tenia miedo de lo que podía pasar. Es así que salio mi hija y se prendió a mi pierna, y lloraba para irse conmigo mientras él le decía, y enfrente de toda la gente y la policía como testigo, “decíle a mama que querés vivir con los dos”, “decíle a mama que se suba al auto”. Como vi que el no iba a parar le dije a mi hija “quedáte tranquila, está todo bien, voy a ir a la justicia y vamos a estar juntas de nuevo”. Las policías se me acercaron y me dijeron “porque dejaste que se la lleve”, “estábamos esperando que te la lleves”, a lo que les respondí “yo no puedo llevarla así, tengo que ir a la justicia para que quede escrito y el no vuelva a hacer esto, para que tenga que cumplir, para que la nena no vaya de acá para allá viviendo esto”. Me dijeron “vemos todo el tiempo casos así, lo mejor que podes hacer es llevarte a tu hija lejos”.

IV

Hoy, luego de casi cuatro años, no pasa un día en que no me arrepienta de no haberlas escuchado, el peor error de toda mi vida fue esperar que la justicia argentina pusiera las cosas en su lugar y resolviera con justicia. Fui un montón de veces a la fiscalía y a la defensoría rogando que por favor me ayuden, que me digan mi estado procesal, que me den algo para entregar al juzgado de familia, ¡pero no logré que nadie me atendiera jamás! La fiscal Verónica Pérez, que es la misma que instruye mi causa y la mantiene cajoneada, recibe todas las denuncias de violencia que hice contra él por violencia hacia mi persona y la de mi hija, que obviamente archiva. Tuve que pedir un reintegro y en la primera audiencia, después de todo lo que estaba pasando con la denuncia del jardín, más todo lo que había hecho mi ex para castigarme por no quedarme a vivir con él, llegué a un juzgado con una “Consejera”, que me negó el reintegro y me dijo “si querés podes visitarla, te parece un día, dos, algunas horas?”. Me mudé porque corría riesgo mi vida y la de mi hija y esta “consejera” me obligó a tener que ir todo el tiempo a ese lugar, sin importarle en lo mas mínimo, ni los derechos de mi hija ni los míos, ni el acuerdo homologado, ni que se supone que todos somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario. El padre de mi hija pasó de alojarme, a pedido de mi madre, cuando fueron a atacar mi casa, a usar la denuncia para justificar sacarme a la nena. Un día yo era una excelente madre y persona, para pasar después a ser una pedófila y golpeadora de la que tenia que salvar a su hija. A nadie parece importarle que este hombre esté cometiendo todo tipo de delitos. La “consejera” me dijo que si no firmaba no iba a volver a ver a mi hija hasta que se terminara el juicio, y la abogada del momento me dijo “firmálo”. ¿Ustedes que hubiesen echo? Lo único que yo hacía en esa audiencia era llorar,

Desde la segunda audiencia, en 2019, pedí que se cerrara la etapa previa, que él presente la demanda correspondiente con todas las pruebas y así poder defenderme. A la fecha este hombre ha cometido cuatro impedimentos de contacto, ha faltado a audiencias, ha incumplido todos los supuestos acuerdos, me ha golpeado y lesionado, me ha devuelto a nuestra hija en terribles condiciones y enferma, con tratamiento psicológico y médico por mas de un año, y jamás le dijeron absolutamente nada. A mi me han mandado al psicólogo cada vez que el cometía algún delito, porque parece que sus ataques violentos son mi culpa. A pesar de esto siempre cumplí con todo lo que me obligaron a hacer, fui a distintas profesionales a propósito para ver si tal vez era mi culpa, si yo hacía algo que justificara tanta violencia. Me hice pericias que resultaron favorables y que presenté, pero el juzgado nunca pidió el informe de ninguna ni las tomó en cuenta. Tampoco pidió los informes de las psicólogas que atendieron a la nena. A él lo mandaron al psicólogo recién en mayo de 2022 , y obviamente no cumplió hasta este año en que no le quedo opción.

El 15 de marzo del 2020 se presentó en mi domicilio para retirarla, yo salí para hablar con él sobre cuestiones del colegio sin saber que estaba enojado porque le había llegado la notificación de que tenia que pagar por el expediente de alimentos (expediente que la abogada me había cobrado a mi). Me empujó contra la reja de la casa y me dobló los dedos para sacarme el celular. Salió la nena llorando, yo me metí a la casa para consolarla y llamé al 911. Cuando vio que estaba hablando por teléfono entró filmando a los gritos, diciendo que yo no le quería dar a la nena, que estaba loca. Entonces le dije a nuestra hija “tranquila vas a ir con papa pero tenes que cambiarte”. Tuve que ver como se la llevaba a los gritos diciéndole barbaridades sobre mi. Mientras esto pasaba la operadora se comunicó con la comisaria para avisar que estábamos siendo violentadas. Hice la denuncia, me mandaron al medico que constató la lesión y de ahí fui al juzgado de familia para decir todo lo que había pasado, y que me dijo que no me la iba a dar más. En el juzgado me pegaron un papelito en la denuncia que decía “presentá una demanda”.

Entonces fui a la Unidad Fiscal de Instrucción N° 2 donde correspondía según la denuncia y me dijeron “tenemos muchas denuncias, el juez tiene que ver y te vamos a llamar, eso igual le corresponde al juzgado de familia”: me tuvieron de acá para allá. Obviamente él cumplió con su palabra, se aprovechó de la pandemia, no vi a la nena por seis meses y tuve que pedir un reintegro. El juzgado de turno me dio una orden pero él se negó a entregármela, no cumplió, e interpuso un recurso usando nuevamente la denuncia en mi contra del Jardín. Llegamos hasta la Cámara que mandó todo al juzgado de origen y le ordenó que hagan todo lo que hasta el momento no habían hecho: pedir la causa de mi trabajo, escuchar a la menor etc. Cómo la consejera siguió haciendo todo lo posible para que el encuentro no se produjera, entonces tuvimos que pedir su recusación. La nueva consejera, en la siguiente audiencia, le pregunta al padre de mi hija: “que tiene que decir señor?, porque la madre no ve a la nena?”, a lo que él responde “no se por qué dejó de ver a su hija”, ¡y la consejera no le dijo absolutamente nada! Volví a pedir por favor que se cerrara la etapa previa, que por favor presente la demanda, que necesitaba defenderme, recuperar a mi hija y a mi vida ¡y esta consejera también me lo negó! Pasaron los meses y el padre de mi hija siguió sin presentar demanda, el juzgado siguió sin pedir absolutamente nada. Presenté entonces una demanda en noviembre, que fue ignorada también.

V

Desde el día en que decidieron premiar el incumplimiento y la dejaron con él pasaron 14 meses. El 5 de marzo de 2022 fue el último día en que la vi. Hasta el día de la fecha nadie me dice nada, el sigue teniendo el cuidado unilateral de hecho. En todos estos meses y después de casi cuatro años de tortura emocional lograron romper el vínculo de mi hija conmigo y con toda mi familia. No sólo la dejaron huérfana sino que también perdió a sus abuelos, sus tíos y sus primos, que eran cómo sus hermanos. Se criaron juntos, y de repente tampoco habla con ellos. Pareciera que el juzgado cree que le hacemos algún daño, sólo que a la distancia, con nuestros poderes mágicos…

Así, esta falsa denuncia no sólo arruinó mi vida, arruinó la vida de toda mi familia, tuvieron que mudarse todos. Mi papa no pudo soportar todo lo que pasó: se deprimió y no quiso vivir más. Le prometí que volveríamos a estar juntos y que me lo iba a llevar a vivir conmigo, pero falleció sin que pueda cumplirle la promesa.

Hasta el día de la fecha me obligan a vivir en un circulo de violencia sin fin. Gracias al padre de mi hija y la complicidad de la justicia no pude ocuparme de la denuncia en mi trabajo, que de lo contrario se hubiese cerrado en el mismo año. Todo el dinero que tenía lo gasté. Debí vender el terreno y hasta los muebles para pagar abogados que me cobraron fortunas por adelantado y que luego dejaban los expedientes abandonados.

Sigo luchando para recuperar a mi hija, pero ya es tarde para recuperar el tiempo que perdimos. Tenía 9 cuando empecé a pedir ayuda, más de un año desde que el padre no me deja verla, y ya cumplió 13 años. No hay ningún lugar al que no haya ido rogando ayuda para que esto no termine así, pero nadie me ayudó. ¡11 denuncias que las fiscales archivaron sin ningún tipo de investigación, un hombre violento y mitómano que prefirió herirme que cuidar a su propia hija, y un juzgado mas violento y misógino que él!

Todo este daño es el producto de una denuncia inverosímil y de relatos que se arman porque es gratis, porque no hay consecuencias. Un estado abandónico y un empleador que me hizo un sumario directo sin hablar jamás conmigo, una Inspectora Distrital que les dijo a los padres que iba a desplazar a todas las docentes dando a entender que me cubrían, solamente para sacárselos de encima, medios de comunicación amarillistas que injurian y generan odio y miedo en la sociedad hablando de los hechos como cosa juzgada, fiscales que archivan causas lavándose las manos.

Y padres que no llevan a sus hijos a médicos ni a psicólogos pero denuncian falsamente… ¿por las dudas?, ¿por instigación de punteros políticos en épocas electorales?, ¿por negocios de abogados caranchos que después de hacer daño desaparecen? Y niños que sí son víctimas, pero de sus mismos padres.

¿Quién se va a hacer responsable de todo esto? ¿La madre que comenzó todo?, ¿la DGCyE?, ¿la psicóloga que hizo el certificado sin hablar con la niña?, ¿los medios de comunicación amarillistas que fomentan la violencia contra los docentes?, ¿el padre de mi hija?, ¿las fiscales?, ¿el juzgado de familia?, ¿alguien?

No: ¡seguramente nadie!