Sergio Maldonado viajó a Colombia en mayo, en el contexto del levantamiento popular iniciado el 28 de abril, ferozmente reprimido por el gobierno de Iván Duque, para conocer de primera mano el panorama que se vive en ese país. Erik Arellano Bautista, fotógrafo y documentalista colombiano hijo de la militante desaparecida Nydia Bautista, es un reconocido activista por los DD.HH., Coordinador del Área Memoria Histórica y Comunicaciones de la Fundación que lleva el nombre de su madre. En esta entrevista de Melania Buero, Erik y Sergio describen y realizan un balance de la situación de los derechos humanos en ese país hermano.
Por Melania Buero/
Melania Buero: Erik: ¿Cómo describirías la situación de derechos humanos en la Colombia de hoy?
Erik: Primero es necesario contextualizar la situación de Colombia, porque estamos viviendo un estallido social que tiene distintas lecturas. Hay sectores que apuntan a una transformación del Estado y sus instituciones, y otros que salen a la calle porque los niveles de miseria y de hambre son tan grandes. En términos de cantidad podemos decir que más de 20 millones de personas viven con una sola comida al día. Esto genera unas tensiones muy fuertes, porque en el poder está un partido político vinculado a una figura muy controversial en el país, el ex presidente Álvaro Uribe, ligado a figuras del paramilitarismo. Todo esto ha estallado, por decirlo así, este 28 de abril de forma inesperada, porque Colombia siempre ha tenido escenarios de rebeliones que duran muy poco y estas, en cambio, han sido muy fuertes, igual que en términos de represión del Estado, que ha gastado muchísimo dinero en equipos para reprimir. Se han desarrollado estos equipos antidisturbios que en realidad aparecen aunque no haya disturbios. Esta represión en contra de los manifestantes ha dejado muchos herido, muchos muertos y mucha violencia. Para que tengan una idea en este mes se ha repetido multiplicado lo que han sido 100 años de exterminio: asesinan indígenas, asesinan afro campesinos, asesinan mujeres, asesinan ecologistas ambientalistas. O sea que hay una política clara de exterminio.
MB: ¿Y cuáles son las cifras de desapariciones durante este levantamiento?
EA: Después de haberse iniciado las movilizaciones, las organizaciones de derechos humanos se reunieron y reportaron 426 desapariciones. Esta cifra fue entregada a las instituciones del Estado para que comprobara, revisara y evaluará. Las cifras bajaron a 397. Igualmente los números seguían siendo muy escandalosos y una vez más comienza la burocracia de notificar o no aclarar. Van desdibujando los números, desarrollando teorías y evitando que los familiares o amigos se organicen. El último número que ahora aparece reconocido por el estado es 94 personas sobre 426. El manejo de las cifras es muy perverso. Solamente nos reportan los casos que nosotros tengamos documentados y denunciados. Las organizaciones somos las que estamos relevando esos datos y ellos no nos dan información nueva, supuestamente por protección de hábeas data, pero sabemos que en realidad están encubriendo la información. O sea que, oficialmente, en este momento hay más de 90 personas reportadas como desaparecidas, pero nosotros sabemos que son muchos más. Después de habernos acercado a los puntos de resistencia hemos comprobado que la gente no conoce sus derechos. La desaparición forzada, que ustedes conocen bien en Argentina, aquí sucede en plena democracia, pero la gente que está luchando en los puntos de resistencia, que está pasando hambre, desconoce esa figura y sus derechos y por lo tanto no sabe cómo reclamar.
MB: Estás organizando un mapeo de los desaparecidos en el país: ¿De cuántos casos estamos hablando aproximadamente?
EA: Históricamente en Colombia hay 82 mil desaparecidos reconocidos por el estado, pero sabemos que esto es un subregistro, porque nuestro trabajo de mapeo histórico nos dice que por cada caso denunciado hay uno que no se denunció, y en ciertas regiones del país, en las zonas donde nunca ha parado el conflicto, de cada 10 casos hay 6 que no se denunciaron, mientras que los funcionarios desconocen y niegan lo que está pasando.
SM: Recuerdo que cuándo fue lo de Santiago directamente teníamos una ministra de seguridad, Patricia Bullrich, que avalaba todo eso y justificaba represiones, sobre todo los asesinatos de gatillo fácil que vivimos en nuestro país. Colombia está en la misma sintonía de avalar la acción de las fuerzas de seguridad diciendo que son vándalos o cualquier cosa, para generar un enemigo interno culpabilizándolos. Yo pude ver y estar con pibes y pibas de la primera línea, que mayoritariamente tienen entre 15 y 20 años, y comprobar que no son vándalos que responden a otros intereses sino que ante la falta de laburo, de educación, recurren a organizarse. El presidente Duque lo que hace es todo el tiempo tratar de generar un enemigo interno y más conflictividad. A eso sumále lo que son los paramilitares, los empresarios que utilizan francotiradores para atacar trabajadores y el flagelo del narcotráfico. Lo que me sorprendió es que hay muchas pibas y pibes, bueno digo pibes porque es una forma nuestra, pero chicos y chicas que cuando se los llevan no tienen documento que los identifique ni educación para entender que violan sus derechos, no dicen los nombres o no se saben los nombres en los frentes de batalla, a veces solo hay un apodo. Y es evidente que muchas familias no están denunciando por temor. Los pibes que están desaparecidos participan en muchos casos de la primera línea y ante una represión el saldo nunca es cero. Yo empezaba a contar en una noche de represión y tenés 87 personas con pérdida de visión, otros tantos detenidos, otros tantos desaparecidos. Hay una situación con el conocimiento de los derechos que decía Erik, les hacen creer que hasta 36 horas lo pueden tener detenidos sin judicializar, esta naturalizado qué no sepas en 36 horas donde estás y en esa 36 horas los abusan, los torturan y después los abandonan y los dejan en cualquier lugar. Fue llamativo para mí ver que la gente se olvidaba las cantidades, cuantos desaparecidos había y no porque no le importaban las desapariciones, sino porque es turbio el procedimiento y hay mucha información falsa.
MB: Cali es una de las zonas más conflictivas: ¿Podrías contarnos cómo se vive allí?
EA: Lo que pasa en Cali es también un poco el ejemplo de todo lo que está pasando en el país. Por ello este caso es tan importante y también explica lo que Sergio vivió cuando vino al país. Hay unos puntos de resistencia donde las personas de las primeras líneas están haciendo todo el tiempo sus peticiones y sus reclamos históricos, entonces aparecen los paramilitares de civil y disparan del lado de la policía, claro. La policía no hace nada, y este grupo de gente, que son parte también de las élites económicas ligadas con el narcotráfico, saben disparar y tienen el poder. La respuesta por parte del gobierno a esta situación es militarizar el pueblo y aparece el Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD) y empieza a desaparecer muchachos cómo describía Sergio, los tienen incomunicados durante muchísimo tiempo y viven situaciones aberrantes. Hay una denuncia de un periodista que directamente grita que hay un centro detención donde tenían a más de 400 personas detenidas, o sea un centro clandestino de detención. La policía actúa ilegítimamente e ilegalmente asociada con los paramilitares, y se desarrolla esa criminalidad estatal, esta ola represiva que es clarísimo que es una manera de amedrentar y de adoctrinar a toda la población con la posibilidad de sufrir algo tan nefasto como desaparecer. Lo más nefasto que puede generar un poder sobre su pueblo.
MB: Describís un panorama que es un horror: ¿Aparece reflejado en los medios de comunicación?
EA: Hay que tener en cuenta diferentes cuestiones sobre eso: Los periodistas son atacados directamente por las instituciones del Estado, incautándoles material de prueba, sacándoles los equipos. Esta situación, a los medios alternativos, a los más independientes, los perjudica en gran manera. Luego los medios masivos de comunicación instalan que en las manifestaciónes suceden ilícitos, que rompen un monumento, que han roto una pared y siempre justifican la represión. Siempre describen a los chicos como vándalos qué están destrozando todo y entonces merecen la represión. Y lo que hemos experimentado es que a través del arte hemos logrado atravesar los límites internacionales pero estamos sufriendo también mucha censura. No salen las señales, las transmisiones en vivo son cortadas. No hay Internet, no hay luz, se borran transmisiones, los mensajes son borrados y la información que fluye está totalmente controlada. La prensa internacional que se está haciendo eco de todo esto hoy es la única salida para visibilizar. Aunque lo poco que se ve afuera es como los fuegos artificiales, alumbran dos minutos porque salen en las noticias internacionales, pero luego el problema sigue ahí. Aquí nosotros seguimos en esta situación. En Colombia no hay tanta presencia de medios internacionales, la situación política está muy desgastada, y la gente está muy cansada, y es muy difícil enterarse de lo que está pasando verdaderamente en Colombia. Han salido nuevas leyes que por ejemplo establecen que los bloqueos no son manifestaciones pacíficas. Necesitamos eco internacional porque por lo menos el gobierno por recato a la mirada internacional le da un poco de la vergüenza que no tienen al interior del país, entonces es muy importante poder dar conocimiento de lo que estamos viviendo.
SM: Justamente estando en Usme sufrí censura solo por mencionar usar ciertas palabras, por ejemplo presidente Duque, Uribe asesino, palabras así son motivo directo de censura de filmaciones que, por ejemplo, las subía a las redes y te las bajan. Cuándo hay represiones por lo general a la noche, les cortan la luz y cortan las comunicaciones. Había un recital el 28 de mayo y al salir de ahí estaban reprimiendo a todos los pibes y no había señal, no había actualización de mapa para salir, Google por ejemplo no andaba y todo, todo estaba inhabilitado. No sabíamos nada y ahí nos explicaron que es un mecanismo, eso es lo que yo pude ver ahí en presencia, en los puntos de resistencia, sobre todo como los atacan. También hay causas de la justicia que no difunden, y al revés videos donde muestran que allanamientos para amedrentar y agudizar el estado de represión y desinformación.
EA: La cuestión es que esto es un crimen de lesa humanidad, hacemos un llamamiento de humanidad porque las desapariciones, la violencia y los abusos de poder deben terminar. Para nosotros es muy importante la historia de Argentina y toda la presión que se ejerció desde afuera contra la dictadura, y el rol de Europa y la prensa internacional. Nosotros hoy necesitamos involucrar a toda la humanidad para que cese la violencia en Colombia. Es la forma de ponerle voz a quienes hoy están siendo desaparecidos, a quienes los están torturando o matando. Sabemos que los medios de comunicación hegemónicos no van a transmitir esto, por eso confiamos en que la gente del mundo rompa el cerco de información y transmita el mensaje, para que pare esta masacre que sufre el pueblo de Colombia.
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