De las ideas y la práctica revolucionaria de Mario Santucho se ha forjado en la izquierda una imagen estereotipada que mezcla, en distintas proporciones, acusaciones de militarismo, desprecio por las masas obreras y hasta sometimiento al nacionalismo burgués.
En sus versiones más ridículas, corrientes de izquierda contemporáneas que han sacado a algunos de sus dirigentes principales de provincias en las que habían construido una meritoria popularidad, para llevarlos a competir electoralmente en Buenos Aitres, incluyen en su arsenal de críticas a Santucho y al partido que dirigió, lugares comunes como el de que “sacaban a los delegados de las fábricas para llevarlos a la guerrilla”. Tales lugares comunes, luego, se consolidan en el imaginario del militante de izquierda medio como asertos indiscutibles.
Absurdos así, tratándose de una crítica a la corriente que mayor inserción de masas alcanzó en la historia de la izquierda revolucionaria argentina, se repiten y se repiten, sin siquiera detenerse a analizar que había detrás de la estrategia revolucionaria del PRT- ERP. Y así, en un malentendido alimentado muchas veces de interpretaciones sesgadas y muchas otras de simples mentiras, se educan las nuevas generaciones de militantes de izquierda en la Argentina, rechazando, sin conocer ni balancear, a la principal experiencia marxista revolucionaria del país.
A Santucho se le ha colocado aquel rótulo con que se ha descripto la actividad política y militar del Gral. Lavalle, “espada sin cabeza”, creemos que muy injustamente. Su asesinato, la división posterior del PRT, y la derrota y aniquilación, sumados a los errores de sus epígonos, han contribuido a enterrar, junto con su consecuencia e integridad revolucionaria, su pensamiento y las razones de la acción del partido que dirigió.
En todo caso, las nuevas generaciones militantes tienen derecho a juzgar por sí mismas la acción y el pensamiento de Santucho. Es ese el motivo de la edición en colaboración entre Estación Finlandia y Nuestra América, de esta antología que reúne gran parte de sus escritos, reunida por Daniel De Santis, autor además del Estudio Preliminar, y prologada por Ana María Santucho (hija de Mario) y por Jorge “Tambero” Zabalza, dirigente del MLN- Tupamaros, ex rehén de la dictadura militar uruguaya.
En el año del 45 aniversario de su caída en combate, el 19 de julio de 1976, la obra de Santucho merece ser rescatada del olvido para contribuir al balance del proceso revolucionario derrotado y para sacar lecciones sobre el modo de arrebatar al nacionalismo burgués su control político sobre el pueblo trabajador, problema que aparece en el centro de su pensamiento y que la izquierda argentina, aun, no ha podido resolver.
Cómo adelanto, aquí el análisis de Santucho sobre la victoria electoral del FREJULI en 1973, sobre la naturaleza del gobierno peronista como dique de contención del proceso revolucionario y acerca de las perspectivas de la tarea estratégica que se planteaba el PRT- ERP, la revolución socialista.
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EL TRIUNFO ELECTORAL PERONISTA Y LAS TAREAS DE LOS REVOLUCIONARIOS
Por Mario Roberto Santucho, El Combatiente N° 76, segunda quincena de marzo de 1973/
Conocido el desarrollo y resultado de las elecciones del 11 de marzo, que dieron un claro triunfo al FREJULI, el conjunto de la burguesía nacional dio inmediatas muestras de júbilo.
“El triunfo ya no pertenece a un sector sino a todos los argentinos, que ante el mundo, podemos exhibir con orgullo el ejemplo cívico de los comicios. De ahora en más se abren nuevas oportunidades para poner todos en evidencia nuestra vocación de servicio al país”, (Lanusse).
“La satisfacción es mayor aún al comprobar que las Fuerzas Armadas han interpretado y han sido a su vez interpretadas por la población, que ha demostrado con su ejemplar comportamiento que es amante del orden, de la comprensión y de la concordia y ha dado una inequívoca muestra de repudio a los agentes del caos y la violencia… El pueblo ha votado, las fuerzas armadas han garantizado la pureza del comicio y seguirán empeñadas en hacer respetar la voluntad soberana de la población, por ser el arma más efectiva para lograr el destino de grandeza que nuestra patria se merece”, (López Aufranc).
“Ha triunfado la alianza de clases y sectores sociales utilizando un instrumento ya histórico como el Frente”, (Frondizi).
“El pueblo acaba de sellar en las urnas la alianza de clases y sectores sociales que expresa el frente”, (Frigerio).
“Los gobernantes electos cuentan, desde ya, con la colaboración de la UIA, la que formula el ferviente anhelo para que la etapa que se inicia posibilite el encuentro definitivo de los argentinos y la grandeza nacional en paz y justicia”, (declaración pública de la Unión Industrial Argentina).
“El país ha empezando a transitar el camino de la industrialización, gracias al libre ejercicio del sufragio. Ello implica la garantía de estabilidad que la Nación requiere indispensablemente para marcar en forma definitiva el rumbo hacia sus grandes realizaciones”, (Asociación de Industriales Metalúrgicos).
Es natural que así sea, porque la elección y el surgimiento de un gobierno peronista- frondizista, resulta la culminación del GAN, el proyecto de la Dictadura Militar y de los políticos burgueses de “La Hora del Pueblo”, dirigido a detener el proceso revolucionario en curso, a engañar a las masas, aislar a la vanguardia sindical clasista y a la guerrilla para poder reprimirlas exitosamente, para poder destruirlas, con la fuerza militar y/o el engaño.
Sin embargo, hay también algunos sectores revolucionarios que, paradójicamente, se sienten partícipes del triunfo del peronismo y amplios sectores de masas que han contribuido al éxito del FREJULI con su voto.
¿Quién tiene razón en su alegría? ¿Los que esperan -como Frondizi- un gobierno peronista que haga la “revolución nacional”, es decir, que salve al capitalismo de su crisis? ¿O los que creen -como las organizaciones armadas peronistas- en una verdadera revolución, en la revolución socialista? Sin duda que es Frondizi el que está en lo cierto.
En cuanto al voto popular al peronismo no tiene contenido revolucionario o progresista sino que refleja al tiempo que el repudio a la Dictadura Militar, la persistencia de la influencia ideológica de la burguesía. Para ubicar en su verdadera dimensión el pronunciamiento electoral del 11, es necesario recordar que las masas indiferentes fueron obligadas a elegir entre distintas variantes burguesas por el hábil condicionamiento del acto electoral, que estructuró la Dictadura, y la debilidad y errores de las fuerzas revolucionarias que impidió la presentación de algunas listas verdaderamente representativas, auténticamente antiimperialistas.
Entre las candidaturas burguesas la mayoría de la clase obrera y el pueblo optó por volcarse a las listas del FREJULI que basaron su demagógica campaña en un furioso y productivo enfrentamiento con el gobierno y en argumentos pro-guerrilleros. El proyecto burgués de engañar a las masas para apartarlas de la revolución tuvo así un primer paso exitoso. Pero el mismo no tiene realmente trascendencia y las ilusiones de los burgueses de detener el proceso revolucionario repitiendo los años del “Justicialismo”, ahora más “responsable”, saltarán en pedazos poco después del 25 de Mayo al embate de la redoblada lucha de las masas y de la continuidad de la actividad guerrillera.
Cuando el 28 de junio Onganía derrocó a Illia y prometió una “Revolución Argentina”, amplios sectores de las masas cayeron también en el engaño. Como índice el 9 de julio, una verdadera multitud, decenas de miles de hombres y mujeres, muchos de los cuales vinieron a pie de largas distancias, aclamó a Onganía en su visita a Tucumán. Pocos meses necesitó el pueblo para comprender su error y enfrentar con fiera energía a la “Revolución Argentina”.
EL RESULTADO DEL GAN
Decía nuestro partido en diciembre de 1971:
“Como dijimos el GAN es un intento del Ejército, más concretamente del grupo que responde a Lanusse, de ampliar la base social de su dominio y aislar así a la guerrilla y a la vanguardia clasista y estudiantil que ellos visualizan con justeza como el verdadero y peligroso enemigo. Comprobado el fracaso y desprestigio de la Dictadura Militar, los militares descubren con preocupación que por detrás de sus viejos adversarios, los políticos burgueses, entra en el campo de batalla una nueva fuerza muy diferente, las fuerzas revolucionarias, que se anuncian como los enterradores del régimen capitalista. La casta militar estaba acostumbrada a disputar el poder en términos no antagónicos dentro del mismo campo burgués, con los políticos burgueses o entre distintos sectores militares, pero siempre respetando el capitalismo, la dominación burguesa e imperialista. Hoy, en cambio, entra en batalla la clase obrera y el pueblo, manifestando en los Cordobazos su unidad, decisión y su odio a la Dictadura, al capitalismo y al imperialismo y en las unidades guerrilleras y en las organizaciones clasistas la capacidad de librar la lucha organizadamente, con eficacia, continuidad y elevada moral. Esto ha ejercido un efecto mágico en el campo enemigo, convenciendo al sector Lanusse de la necesidad de buscar nuevamente el apoyo de los sectores burgueses. Así, los antiguos ‘enemigos’ se han convertido en ‘adversarios’ y ha surgido la estrategia del GAN”. “El sueño de Lanusse es lograr el máximo acuerdo con el peronismo y el radicalismo, principalmente, con las mínimas concesiones, es decir, llevar a buen término su plan, desembocando en un nuevo gobierno Parlamentario proimperialista controlado desde bambalinas por el Ejército, cediendo lo mínimo posible… ”.
“Entre los políticos burgueses que trabajan activamente junto al gobierno en la perspectiva del GAN, sin duda corresponde el principal papel al peronismo y al radicalismo, fundamentalmente el primero.”
“Estos deben negociar los términos finales del proceso electoral y necesariamente deberán imponer ciertas garantías, principalmente el peronismo. Los políticos son conscientes de que se trata de utilizarlos y sueñan con dar vuelta la tortilla desde el gobierno, por lo que tratan de lograr las máximas garantías posibles tanto para el proceso electoral como para una relativa independencia en un futuro gobierno…”. “El mayor o menor grado de legalidad con que se arriba al probable proceso electoral, y si efectivamente se llega a él, dependerá de las presiones de derecha e izquierda a que está sometido el sector Lanusse. Desde la izquierda la movilización de las masas y la actividad guerrillera logran arrancar concesiones, favorecer un mayor margen de legalidad; desde la derecha los amagos golpistas la presión de otros sectores militares ponen límites a tales concesiones”.
Todo el curso de los acontecimientos posteriores confirmaron la justeza de este análisis. Constantemente, a medida que la lucha de las masas y el accionar guerrillero ponían en serias dificultades a la Dictadura, ésta se mostraba proclive al acuerdo y acrecentaba sus concesiones. En cambio, en cuanto decrecían momentáneamente ambas expresiones de lucha la Dictadura volvía a la intransigencia. En las últimas semanas pre-electorales, las intenciones proscriptivas de la Dictadura, molesta por la posibilidad muy cierta del triunfo peronista, se desvanecieron bruscamente ante la toma del Batallón 141 por el ERP. Este nuevo y fundamental golpe de la guerrilla decidió la aceptación por la cúpula militar de la instauración de un gobierno peronista como mal necesario para contener la lucha revolucionaria del pueblo combinando el engaño demagógico desde el gobierno con la más violenta represión selectiva que se haya conocido, ejercitada directamente por los militares.
Un balance objetivo del GAN muestra, en síntesis, que la elección del 11 de marzo fue su culminación, su concreción como estrategia contrarrevolucionaria de la burguesía argentina, y que ella se dio con el triunfo táctico relativo del peronismo, que terminó logrando importantes concesiones aunque insuficientes para gobernar con total independencia de la casta militar.
PROPÓSITOS DEL GOBIERNO PERONISTA
¿Qué se propone el FREJULI desde el gobierno? Sus líderes y voceros lo han explicado claramente. Reconstruir el país, pacificarlo, mediante la revolución nacional justicialista, llamada también socialismo nacional. Esto con el mantenimiento de “nuestro” estilo cristiano de vida, el sistema parlamentario, la empresa privada y el concurso del capital extranjero. La Reforma Agraria, la expropiación y nacionalización del gran capital, la Reforma Urbana, un Gobierno Revolucionario Socialista, todas medidas elementales para una verdadera revolución, están totalmente ausentes de los planes y propósitos del FREJULI. Podemos concluir entonces que el programa del FREJULI es reactivar el capitalismo y mediante la llamada “pacificación” detener el proceso de guerra revolucionaria que se desarrolla en nuestra patria.
Reafirma esta consideración, el análisis de los candidatos triunfantes. Los candidatos a la presidencia y vice, casi la totalidad de los gobernantes electos y la amplia mayoría de los senadores y diputados nacionales, son elementos perfectamente definidos como miembros del sector burgués y burocrático del peronismo, de su corriente derechista, reaccionaria. Tanto Bidegain-Calabró de Buenos Aires, como Silvestre Begnis-Cuello de Santa Fe, Juri de Tucumán, Carlos Juárez de Santiago del Estero, Bittel del Chaco, entre otros gobernadores, como la totalidad de los senadores y la amplia mayoría de los diputados nacionales son conocidos contrarrevolucionarios burgueses y burócratas, en muchos casos francamente fascistas.
Pese a ello, que es lo esencial de las intenciones y proyectos frentistas, es necesario tener presente, asimismo, que en su demagógica campaña el FREJULI ha levantado banderas muy sentidas por el pueblo, en primer lugar la libertad de los combatientes, cuyo cumplimiento será activamente exigido por las masas, incluidos amplios sectores del peronismo progresista y revolucionario, que aunque en minoría, lucharán, sin duda, firme y consecuentemente por su cumplimiento. Este es un aspecto, de la contradicción que es necesario también tener en cuenta como veremos más adelante, para la determinación de la posible evolución del gobierno peronista, de sus perspectivas y su relación con la casta militar.
En febrero de 1972 nuestro Partido sostenía:
“La crisis actual de la Argentina capitalista no tiene ninguna posibilidad de ser superada a corto o mediano plazo, por ningún gobierno burgués. El gobierno que surja del proceso electoral próximo, lo mismo si es o no peronista, estará incapacitado para concretar, siquiera, soluciones mínimas. Porque la única forma de solucionar los problemas actuales es mediante una revolución profunda, socialista, proletaria, que expropie sin hesitar el capital imperialista y monopolista, independice el país, y movilice revolucionariamente al pueblo, tareas que de ninguna manera piensa ni puede llevar adelante el peronismo burgués, ni ninguna otra de las grandes fuerzas políticas burguesas. De manera que a un plazo relativamente breve, el gobierno parlamentario que surja de las elecciones estará completamente desprestigiado, las masas no esperarán más de él y se orientarán hacia la guerra popular. En el caso de un gobierno peronista, este proceso no será más lento porque la posibilidad de maniobra, producto de la confianza de las masas, será contrarrestada porque esta confianza favorecerá también la movilización obrera y popular por reivindicaciones inmediatas. Así, un nuevo gobierno parlamentario se encontrará con las masas en la calle con la ampliación de la lucha de masas, obligado desde bambalinas por las FF.AA. a reprimir violentamente”.[1]
Esto es enteramente justo. Una política como la que se propone aplicar el peronismo, ceñida a los marcos del sistema capitalista, está imposibilitada para dar pasos ciertos en dirección a la recuperación nacional. En la situación actual de nuestro país, con una gravísima crisis estructural de la economía capitalista, con la industria y la banca en manos del capital imperialista, con un sólido y homogéneo ejército contrarrevolucionario, es inaplicable ninguna política reformista. A partir del 26 de mayo el gobierno peronista estará entre la espada y la pared, entre la enorme presión del movimiento de masas movilizado por sus reivindicaciones y la burguesía y el ejército opuestos al otorgamiento de conquistas y presionando constantemente por reprimir. Sin otra salida para mantenerse que ceder a las exigencias represivas, sin posibilidades de aplicar una política reformista, de tercera posición, de conciliación entre el capital y el trabajo.
Todo esto no significa desconocer que el reemplazo de la Dictadura Militar por un gobierno peronista disimulará en un primer momento el enfrentamiento masas populares – estado capitalista. En un primer período, la movilización de masas no estará dirigida contra el estado, sino que se circunscribirá al ataque a las empresas o grupos de empresas.
Ante la represión por fascistización del gobierno o por una Dictadura Militar surgida de un nuevo golpe, la clase obrera y el pueblo reorientarán su lucha enfilando recién contra el gobierno burgués, contra el estado capitalista.
EL EJÉRCITO CONTRARREVOLUCIONARIO FRENTE LAS MASAS Y LA GUERRILLA
Las FF.AA. contrarrevolucionarias se disponen a intensificar hasta límites inimaginables la represión contra las fuerzas revolucionarias en primer lugar contra las organizaciones guerrilleras. Cederán momentáneamente el gobierno al peronismo y se lanzarán a una furiosa ofensiva selectiva. Se prepararán activamente para ello como lo demuestra su última medida de reorganización que incluye la creación de la Central Nacional de Inteligencia, una especie de CIA que los gobiernos sólo crean para graves situaciones de guerra. Esta Central Nacional de Inteligencia reunirá todos los recursos de los distintos servicios de inteligencia e información y contará con un más activo asesoramiento imperialista, para lograr la máxima eficiencia en la detección e infiltración de las fuerzas revolucionarias y progresistas, principalmente en las organizaciones armadas.
La reorganización del Ejército incluye también la formación de pequeñas unidades de antiguerrilla en condiciones de buscar y enfrentar a los guerrilleros con sus mismos métodos.
Simultáneamente las FF.AA. se encargarán de controlar entre bambalinas todos los pasos del gobierno peronista, jaqueándolo, obligándolo a cumplir las reglas del juego.
Pero lo que dominará el escenario de los próximos meses en la política argentina será el papel de las masas obreras y populares y de sus expresiones de vanguardia. Estimulado por las posibilidades legales abiertas, el pueblo argentino se lanzará decididamente a la calle por sus reivindicaciones inmediatas, por los aumentos de salarios, contra el alza del costo de la vida, contra los despidos, contra los atrasos de jornales, por la libertad de los combatientes, contra la burocracia sindical. Y esa nueva alza de la lucha reivindicativa y política de las masas adoptará formas y métodos surgidos tanto del actual contenido de sus luchas como de su más reciente experiencia combativa.
En un primer momento, con un contenido antipatronal, enfrentará a las empresas o grupos de empresas, con la ocupación de fábrica, ocupación de fábrica con rehenes, paro activo con enérgicas movilizaciones callejeras, utilización de métodos guerrilleros, tomas de guardia, represalias a verdugos, secuestro de capitalistas. Ante la fascistización del gobierno o una nueva Dictadura Militar, a estos métodos se agregará la huelga general semi-insurreccional, nuevos Cordobazos y Viborazos que harán tambalear al régimen y otorgarán enorme impulso a la lucha armada, inscribiéndose en el contexto del desarrollo renovado y generalizado de la guerra revolucionaria.
La guerrilla y la vanguardia clasista a su vez, no cejarán en sus empeños y continuarán enérgicamente su accionar armado, antiburocrático y antipatronal, a cuyo calor se consolidará y desarrollará la vanguardia revolucionaria de nuestro pueblo. Todos los renovados esfuerzos del enemigo por destruir los sólidos embriones revolucionarios fracasarán; la vanguardia marxista-leninista florecerá, se fortalecerá, tenderá a reunificarse, se pondrá -en una palabra- en condiciones de asumir exitosamente, sus responsabilidades en el próximo período, las fuerzas progresistas asimismo, tenderán a colaborar y participar cada vez más activamente en las tareas armadas y no armadas de la guerra revolucionaria popular.
PERSPECTIVAS
El análisis de las fuerzas y tendencias de la política nacional hacen prever que el nuevo gobierno parlamentario se verá a corto plazo enfrentado a insolubles problemas entre la movilización de las masas y la presión burguesa y militar. En esa situación deberá optar por aceptar las exigencias militares y reprimir a las masas tomando el camino de la fascistización, convirtiéndose en un gobierno fascista represor, o intentar resistir la presión reaccionaria e impulsar algunas medidas progresistas lo que llevará a su derrocamiento por un golpe militar. Estas son las dos grandes posibilidades y excluimos deliberadamente una tercera en base a la movilización de las masas, porque esta es por completo ajena a las características, historia y composición del peronismo burgués que manejará las riendas del gobierno de Cámpora.
En ambos casos, ante un peronismo burgués represor o una nueva dictadura militar, corresponderá a la vanguardia revolucionaria levantar bien alto sus banderas, las banderas de la revolución socialista y de la guerra popular, y con ellas desplegadas acaudillar la resistencia obrera y popular que en un proceso prolongado se convertirá en irresistible y victoriosa ofensiva.
LAS TAREAS DE LOS REVOLUCIONARIOS
Para los revolucionarios no hay tiempo que perder. La actividad, energía y resolución en el cumplimiento de nuestras tareas preparatorias, adquiere en estos momentos importancia estratégica. El grado de preparación, la consistencia, unidad y claridad de objetivos que logren las fuerzas revolucionarias y progresistas en los próximos meses de preparación, será determinante en el curso posterior de los acontecimientos.
Esas tareas de preparación comprenden los siguientes aspectos:
- Impulsar una amplia movilización por la libertad de los combatientes y demás presos políticos y sociales, por la derogación de toda la legislación represiva, por una amplia legalidad para todos los partidos y la prensa de izquierda, por la investigación de los hechos de Trelew y el juzgamiento de los responsables de los fusilamientos.
- Luchar por las reivindicaciones inmediatas de las masas por aumentos de jornales, contra el alza del costo de la vida, contra la desocupación y los despidos, contra las camarillas sindicales burocráticas.
- Fortalecer y ampliar las unidades guerrilleras mediante la multiplicación de las acciones pequeñas y medianas íntimamente ligadas a la lucha de las masas, y el estrechamiento de vínculos entre las distintas organizaciones armadas, en camino hacia la unidad.
- Establecer y ampliar estrechos vínculos fraternales entre todas las organizaciones políticas obreras, populares y progresistas. Eliminar roces e impulsar un trabajo unitario en torno a los puntos de convergencia frente al enemigo común.
- Contrarrestar la propaganda contrarrevolucionaria en el seno de las FF.AA. dirigiéndose fundamentalmente a los soldados conscriptos.
- Promover y desarrollar la total independencia de la clase obrera respecto a todo intento burgués de integración y/o conciliación de clases, y permanecer abiertos al apoyo crítico activo a cualquier medida progresista que pudiera insinuar el gobierno peronista.
Avanzar prioritariamente en la construcción y desarrollo del partido marxista-leninista en torno a nuestro Partido.
[1] El Combatiente N° 67, febrero de 1972.