Cuba: por las protestas populares cae el ministro de Energía

El régimen burocrático en Cuba afronta una grave crisis política derivada del proceso restauracionista con que la dirección del PCC pretende desandar el camino iniciado por los revolucionarios de 1959. En una situación en que las conquistas de la revolución aparecen como un recuerdo lejano, el combativo pueblo cubano se ha lanzado recurrentemente a las calles desde el 11 de julio de 2021. El último ciclo, que aun parece no haber terminado, ha puesto fin a la carrera política del Ministro de Energía, Nicolás Liván Arronte, “sacrificado”, como dicen los cubanos, este lunes 17, por no haber podido resolver una crisis energética que es, en realidad, estructural.

Por Redacción/

Luego de un ciclo de protestas populares provocadas por los efectos del huracán Ian, y especialmente por los cortes de energía que a consecuencia suya se intensificaron a finales de agosto, el gobierno de Miguel Díaz Canel destituyó al ministro de Energía y Minas, Nicolás Liván Arronte Cruz, que ocupaba el cargo desde diciembre de 2021, y al Director de la Unión Eléctrica (UNE), Jorge Armando Cepero Hernández. Los apagones más graves se desarrollaron desde el martes 27 de septiembre al domingo 2 de octubre y, a diferencia de cortes anteriores, alcanzaron a La Habana. Fuentes de la isla atribuyeron el recambio al fuerte estado de agitación que atraviesa Cuba. Una fuente de la izquierda crítica cubana que pidió anonimato afirmó a Estación Finlandia que “La isla está en llamas”…

Las masivas protestas contra el régimen burocrático, que se iniciaron el jueves 29 por la noche, no cedieron sino hasta el lunes 3 de octubre e incluyeron cortes de rutas y bloqueos de trenes en el ingreso a La Habana. El mismo 29, en Batabanó, a 50 kms. al sur de La Habana, Díaz Canel fue abucheado por la población del lugar. En el extremadamente deteriorado barrio de Centro Habana los manifestantes quemaron basura y cortaron la avenida que conduce al Malecón. Las protestas en la Habana se extendieron también al Vedado, al Nuevo Vedado y a barrios muy empobrecidos como El Cerro, Arroyo Naranjo y San Miguel del Padrón.

A las marchas callejeras, que se realizan preferentemente durante la noche para dificultar la identificación de los manifestantes, hay que sumar los cacerolazos que se realizan desde el interior de las viviendas. Además de La Habana, se registraron protestas en Santiago de Cuba, segunda ciudad del país, en Camagüey, y en las provincias de Artemisa y Mayabeque, donde está ubicada la ciudad de Batabanó, y que lindan con el distrito capitalino.

El gobierno recurrió al corte de internet para dificultar la difusión de las protestas, a la detención de manifestantes y al despliegue de efectivos policiales y de militantes del PCC armado con palos, tal cual había ocurrido durante las marchas del 11 de julio de 2021. Según diferentes medios aquellas protestas dejaron unos 30 detenidos y, de acuerdo al derechista Proyecto Inventario, se produjeron casi 60 protestas entre el 29 de septiembre y el 2 de octubre, algo absolutamente inédito desde la revolución de 1959.

Nuevas protestas a partir del 8 de octubre

Este primer ciclo de protestas se inició a menos de una semana de la aprobación del nuevo Código de Familias, en un plebiscito en que el Si duplicó a los votos por el rechazo. La victoria del Si había sido celebrada por el gobierno como expresión de respaldo popular. Sin embargo, votaron 1, 6 millones de personas menos que en el plebiscito por la reforma constitucional de 2019, lo que Frank García Hernández, del Colectivo Comunistas de Cuba, consultado por Estación Finlandia, atribuyó “al descontento popular con el gobierno, y no a la oposición al Código que se aprobó”.

El lunes 3, Díaz Canel reapareció en La Coloma, Pinar del Río, para tildar a las protestas de contrarrevolucionarias, a los manifestantes de “indecentes y vulgares”, y afirmar que “hay mucha gente que cree que todo hay que dárselo, que todo hay que resolvérselo”. A pesar de la reaparición pública de Díaz Canel, las protestas, aunque con menor frecuencia, se reiniciaron a partir del 8 de octubre y, según la misma estadística del Proyecto Inventario, se produjeron más de 45 acciones entre el 8 y el 15 del mes en curso. Fuentes de la isla afirman que en las nuevas movilizaciones han aparecido, además del reclamo por los cortes, reclamos contra el hambre y los bajísimos salarios, casi simbólicos, que cobran los trabajadores de la isla.

La crisis del programa restauracionista de la burocracia

Independientemente de los efectos provocados por Ian, la estructura del sistema eléctrico cubano se encuentra en un estado deplorable. Las centrales termoeléctricas, según fuentes de la isla, tienen una antigüedad de 40 años, sobrepasando en 10 años su vida útil, y hasta el domingo sólo funcionaban 7 de las 14 con que cuenta Cuba. Incluso, el 28 se produjo un evento de “cero generación eléctrica”, que dejo a oscuras a la totalidad del país.

El intento de “restauración controlada” por el PCC, cuya expresión más profunda es el plan económico en curso a partir de la implementación de la llamada Tarea de Ordenamiento, independientemente de sus efectos sociales, ha entrado en crisis porque se apoya sobre una base económica extremadamente estrecha. En una isla carente de recursos naturales y de infraestructura desarrollada que pueda ser aprovechada por el capital internacional, la burocracia invirtió los magros recursos económicos del país en montar una sobredimensionada red turística.

La pandemia primero y la guerra de Ucrania después asestaron un golpe fenomenal a ese proyecto, cuya crisis se descargó sobre los sistemas de salud y educación y sobre las ya difíciles condiciones de vida de la clase trabajadora, haciendo más visibles y escandalosos los privilegios de los burócratas y de la burguesía naciente, estrechamente ligada al aparato gubernamental. Durante la pandemia, miles de cubanos fueron devueltos a sus casas porque los hospitales no daban abasto, algo inconcebible para el cubano medio, orgulloso de su sistema de salud. Este hecho produjo un notable deterioro de la legitimidad del régimen.

Las protestas iniciadas el 29 representan sin dudas un salto en el proceso de crisis del régimen burocrático, independientemente de que pudiera finalmente sortear esta coyuntura en particular. Si las protestas del 11 de julio fueron un “rayo en cielo sereno”, no hubo después manifestaciones importantes hasta la seguidilla de marchas de julio y agosto de este año. Estas semanas de protestas continuas no tiene precedentes.

A pocos días del 55 aniversario de la ejecución del Che, muerto en la lucha por extender la revolución socialista desde Cuba a toda América Latina, parecen avecinarse horas decisivas en la isla que alguna vez encabezó aquel proyecto, que la burocracia cubana trocó luego por la salida restauradora que condujo a esta crisis. En estas horas clave es imprescindible la intervención de la izquierda crítica para profundizar la protesta popular y dotarla de un programa de lucha que ponga en primer lugar el reclamo de satisfacción de las necesidades económicas y sociales elementales de las masas trabajadoras, pero ligado a la perspectiva estratégica de la lucha por un gobierno de la clase trabajadora.

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